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Por Roger Ricardo Luis

Tras las intensas lluvias del 29 de mayo último en el oeste de Nigeria, equipos de emergencia siguen sacando cuerpos del agua y la cifra actualizada supera los 200 fallecidos, 500 desaparecidos y más de 3000 personas desplazadas.

Pero de antemano se sabe que los datos finales serán inferiores a la realidad, pues la tragedia se da en la aldea de Kpege, zona de pobreza extrema; así, la catástrofe califica ya como la peor en más de 60 años.

Las tareas de rescate cesaron dada la baja probabilidad de hallar más personas con vida y ahora se encuentran en la recuperación de los cuerpos para prevenir brotes de enfermedades y los animales carroñeros harán lo suyo.

El año pasado, unas 260 personas murieron por inundaciones en diferentes puntos del país y más de 600 mil se vieron desplazadas, dijo la Agencia las Naciones Unidas para los Refugiados.

Más sobre la catástrofe

Las lluvias torrenciales comenzaron en la madrugada y se prolongaron durante más de cinco horas provocando el desbordamiento del río Níger y la inundación, ello también influyó en la tardía movilización de los rescatistas.

En ese lapso, dos puentes y tramos de carretera colapsaron complicando las acciones de socorro y asistencia humanitaria; de seguir los aguaceros, pudiera colapsar una presa que arrastre otras aldeas y los pocos cultivos y animales que aún quedan.

Agencias internacionales de noticias dijeron que la falta de sistemas de drenajes eficientes y la construcción de viviendas en zonas propensas a inundaciones, han multiplicado los efectos devastadores del agua.

En la zona siniestrada de Kpege, el acelerado proceso de deforestación ha reducido la capacidad del suelo para absorber el exceso de agua y, con ello, el inevitable riesgo de inundaciones repentinas.

Cambio climático y otros males

Las intensas lluvias en Nigeria y el resto de África Occidental han seguido un patrón creciente en intensidad y frecuencia, lo que es atribuible en gran parte a los trastornos provenientes del cambio climático, afirman ecologistas.

Ellos sostienen que las lluvias que normalmente se distribuían a lo largo de varios meses, ahora ocurren en períodos cada vez más cortos, saturando la capacidad de absorción del suelo y sobrecargando los sistemas de drenajes, así pasa la cuenta con el aumento de inundaciones repentinas.

Todos esos factores reflotan la tragedia que entraña la pobreza generada por la distribución desigual de la riqueza y la herencia del atraso secular dejada por el colonialismo.

Un dato a tener en cuenta: Nigeria es el principal productor de petróleo del continente, y mire lo que son las cosas: tan rica potencialmente, pero tan pobre en la realidad.