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La Habana, Cuba. – Actualmente existe un alcohólico por cada 10 personas que han consumido bebidas con contenido etílico alguna vez en su vida.La cifra de quienes las han ingerido al menos una vez cubre al 70 por ciento de la población mundial, si excluimos a los países islámicos.

Muchos estudiosos del tema aseguran que los mitos populares sobre el alcohol tienen su cuota de culpa en la historia del alcoholismo.

La primera leyenda plantea que ese tóxico mejora la actividad sexual, sin embargo, son verificables los serios daños que ocasiona sobre el aparato genito-urinario, como la reducción de hormonas masculinas y de la entrada de sangre en los cuerpos cavernosos por Arteriosclerosis temprana.

Asimismo, el alcohol disminuye la actividad de los centros medulares de la erección, por su acción depresiva, mientras que en la mujer lo más peligroso es su hecho perjudicial sobre el embarazo.

Veneno para la salud

Entre los muchos mitos populares sobre el alcohol, uno sustenta que esa sustancia combate al frío; quien así se expresa debe saber que su efecto verdadero es dilatar los vasos sanguíneos sobre la piel.

De esa forma el cuerpo se comporta como un radiador de automóvil, lo que provoca la pérdida de temperatura corporal al ponerse en contacto el calor de la sangre con el frío que actúa sobre la piel.

También, entre los muchos relatos populares aparece el alcohol en función de estimulante, nada más alejado de la verdad, pues ese tóxico pertenece al grupo farmacológico de los anestésicos y sedantes, cuyos efectos son inhibidores o depresores.

También, se señala al alcohol como medio para combatir la hipertensión y el infarto del miocardio, sin embargo, la aparición de accidentes vasculares encefálicos es 6 veces mayor en aquellas personas que abusan del alcohol.

No pisar en falso

Muy en detrimento de todos los mitos populares que colocan al alcohol en un lugar de privilegio, debemos desarrollar un estilo de vida en el cual esa sustancia desempeñe un papel cada vez menos importante.

Debe quedar establecido que para celebrar o demostrar amistad y amor no se necesita del alcohol; esos comportamientos son espontáneos en cualquier persona. Precisamente uno de los aspectos más absurdos del consumo de alcohol y otras drogas es el hecho de que afectan la conciencia, ese atributo exclusivo del hombre que permite diferenciar su conducta de la del resto de los animales.

Si desea incrementar su disfrute de la vida, no use medios artificiales ni dañinos; tenga presente que el consumo excesivo de alcohol disminuye la esperanza de vida.

El probar por curiosidad alguna droga es sumamente peligroso, ese es siempre el primer paso en falso.