“Un beso presente desarruga una frente que no basta a desarrugar el calor entibiado de muy amantes besos anteriores”, afirmaba Martí, y opinaba: “Ni amante ni amada han de dejar que la falta de frecuencia de mutuas solicitudes, reveladoras de constantes pensamientos, haga sentir la necesidad al alma siempre ardiente del alimento de que vive, y la empujan a buscarlo, o la proponen para aceptarlo, si los azares de la vida se la ofrecen.

Las atenciones amorosas que se dan son un cuerpo de resistencia que se hace en el alma del ser amado contra la invasión del amor ajeno.

Compensación inteligente, premio sabroso ¡dulcísimo trabajo!, dando a otro ventura, fabricamos la nuestra”.

Alertaba Martí: “Siendo tiernos, elaboramos la ternura que hemos de gozar nosotros. Y sin pan se vive: sin amor ¡no!”

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