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Por: Joel García

La Habana, Cuba. – El pasado 14 de enero celebramos las seis décadas de creadas las Series Nacionales de Béisbol, principal espectáculo socio-cultural del país desde entonces.

La novedosa iniciativa, impulsada por el Líder Histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, dejaba atrás la tradicional Liga Cubana de Béisbol Profesional. Pero no se trataba de un capricho o cambio festinado de nombre.

Era la respuesta de un proceso social que pretendía —y logró— llevar el deporte tan lejos como fuera posible, en un contexto donde se les prohibió a muchos jugadores cubanos contratados en el circuito estadounidense retornar allí si jugaban en la tierra que los vio nacer.

Fue un paso trascendental y no por eso menos riesgoso en lo que constituía la pasión deportiva más querida del pueblo. El naciente certamen estuvo rodeado de escepticismo, como han reconocido dirigentes y jugadores de esa época.

Más historia para recordar

El primer juego del doble programa con que se inauguraron las Series Nacionales de Béisbol terminó con lechada de Azucareros 6 por 0 sobre Orientales, con pitcheo completo de Jorge Santín.

Por cierto, Amado Maestri fue el árbitro principal de home. A segundo turno, en un desafío que se extendió a 11 entradas y casi 3 horas de duración, Occidentales, de la mano del joven curveador Manuel “Amorós” Hernández, venció 3 por 1 a los habanistas, que enviaron al box al estelar Alfredo Street.

La pasión de la propia obra revolucionaria se trasladó al béisbol con ribetes impresionantes y llevó a colegas, espectadores, pueblo en general, a decir que esos peloteros jugaban “con el alma en el terreno”, término merecido hasta nuestros días.

El propio Fidel Castro selló ese día inaugural con una frase histórica: este es un triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava.