Los aniversarios siempre convocan al homenaje. Una cifra mística por lo cerrada. Tratándose de José Lezama Lima, parecería sospechoso e irónico referirse a 110 años como número redondo, si tenemos presente su figura sobreabundante, ya icónica por los retratos de Chinolope.

Lezama nació el 19 de diciembre de 1910, en el campamento de Columbia, en Marianao.

Entonces, la vida familiar y el entorno habanero marcarían su existencia para conformar ese universo literario tan singular, que escapa a cualquier clasificación.

Sin embargo, la dispersión concentrada, la suma de saberes sintetizada por Lezama no halla, paradójicamente, más calificación que: cubano. Nos mostró un camino, el de la cultura como resistencia.

Lezama: un modo de ser cubano

A pesar de las incongruencias críticas con que tuvo que lidiar la obra lezamiana, al final, con esa paciencia propia de las tortugas, logró su objetivo primordial: ser parte de lo cubano germinativo.

José Lezama Lima nos mostró una manera de ser cubano. Desde la literatura hizo acopio de cultura libresca para entregarnos un compendio que asombra por lo monumental. 

Todavía resulta inconcebible cómo un escritor nacido en esta Isla se atrevió a escalar tan altas cumbres, allí donde sólo se aventuran las culturas sedimentadas por los milenios.

El agradecimiento, entonces para el atrevido Lezama, cuyo acarreo literario nos hizo herederos de riquezas nunca entrevistas en el trópico. José Lezama Lima no es un escritor, sino una literatura completa.

Etiquetas: -