La Habana, Cuba. – Neptuno o Poseidón fue el nombre que los romanos antiguos le dieron al dios griego de los mares y los terremotos. Era representado como un hombre barbudo, aguantando un tridente y sentado en un caracol tirado por caballos de mar.
En Cuba nació el 25 de octubre de 1972 uno de los hijos predilectos de este dios, Rodolfo Falcón, aunque su representación siempre fue y es la de un hombre delgado, con trusa y capaz de nadar aproximadamente 30 mil kilómetros en dos décadas.
Sin tradición deportiva en su familia, Falcón empezó en natación por carambola, pues en realidad se había apuntado en polo acuático.
Los momentos que viví en este deporte son indescriptibles y parte de mi vida más íntima, recuerda Falcón, quien no niega que aún lo extraña tras su retiro en el año 2001.
Plata olímpica en Atlanta
Desde el punto de vista de resultado, la plata en los 100 metros espalda de los Juegos Olímpicos de Atlanta fue el tope para Rodolfo Falcón.
Sin embargo, en cuanto a tiempo no, pues su mejor marca quedó grabada en los Juegos Panamericanos de Winnipeg tres años más tarde. “La mayor alegría fue Atlanta, por haber tocado la gloria olímpica y por lo que representó para el futuro”, dijo el tritón más importante de nuestro país en todos los tiempos.
Después de esa lid olímpica, un entrenador norteamericano vino a Cuba tres meses para ver cómo se preparaban nuestros nadadores porque no entendía que la Isla tuviera dos medallistas olímpicos.
Falcón gusta de la vida en familia, pasear con sus hijos y esposa, y compartir cada vez que puede con las amistades. Se considera un hombre con suerte en la vida porque hizo realidad sus sueños.