La Habana, Cuba. – En 1970 recibió el título de Precursora de la Aeronáutica Argentina y dos años después dieron su nombre al aeródromo de Cosquín: Amalia Celia Figueredo Pietra fue la primera aviadora de su país y de Latinoamérica.
Esta pionera inició el pilotaje en 1914, cuando aún las mujeres llevaban sayas hasta los tobillos; en el aeródromo de Villa Lugano conoció a Jorge Newbery con quien hizo su bautismo en el aire.
La osadía fue enorme, si se tiene en cuenta que hasta esa fecha en Europa y América del Norte únicamente 23 féminas habían volado, y solo la francesa Raymonde de Laroche realizó la hazaña en solitario.
Amalia Figueredo falleció el 8 de octubre de 1985, a los 90 años; había cursado estudios de obstetricia en la Universidad de Buenos Aires, y de música en el Conservatorio Fontova.
Aviador Militar Honoris Causa
Amalia Figueredo contó que en el primer examen como piloto tuvo un accidente y se supo que 48 horas antes habían aflojado los tensores del aparato y en la altura perdió control al aflojarse los cables.
No apocada, se presentó ante el Aeroclub Argentino y obtuvo su brevet de Piloto Aviador de la Federación Aeronáutica Internacional; a cinco minutos de descanso, debió elevarse, repetir cinco series de ochos, ascender y luego descender sin motor, planeando, hasta aterrizar en el sitio indicado.
Fue distinguida como Aviador Militar Honoris Causa, presidenta del Aeroclub Femenino de la Argentina, Orden del Mérito, Gran Medalla de Oro y Capitán de Reserva de la Fuerza Aérea Argentina.
Casada con Alejandro Carlos Pietra, dejó la aviación y tuvo dos hijos; al fallecer el esposo trabajó por 30 años en el Registro Civil de Belgrano, donde se jubiló.