Si bien el conocimiento siempre ha sido utilizado por el hombre como base para su desarrollo material y espiritual, en la contemporaneidad ciencia y tecnología centralizan la base de la economía y de la sociedad.

Es por ello que los parques científicos-tecnológicos emergen en la economía del conocimiento como “nuevas fábricas” para el desarrollo del ecosistema de investigación e innovación.

Son espacios en el que confluyen actores del sistema de innovación como universidades, centros de investigación y empresas con el objetivo de dinamizar y obtener productos y servicios que impacten positivamente en el desarrollo económico y social de cualquier país.

Buscan resolver asuntos claves como el crecimiento del potencial científico, el financiamiento de esos campos, las conexiones entre actores y la generación de sinergias con la transferencia de tecnologías provenientes de esos centros.

Conocimientos y tecnologías

Los parques científicos y tecnológicos nacieron en los años 50 del pasado siglo en Estados Unidos, en el famoso Silicon Valley, en California, pero no fue hasta los años 80 y 90 que alcanzaron auge.

Su concepción parte de la idea de “universidad emprendedora”, al otorgarle a los centros de la educación superior la transferencia de los resultados de su labor más allá de sus tradicionales funciones docentes e investigativas, convirtiéndose así en actores económicos decisivos.

De esa manera, la motivación económica aparece en el mismo plano que la motivación por el avance del conocimiento, transformando el papel del científico y de la universidad en la sociedad.

Es por ello que un parque científico y tecnológico estimula y gestiona el flujo de conocimiento y tecnología entre las universidades, las instituciones de investigación, las empresas y los mercados.

Parques cubanos

Los parques científico-tecnológicos son novedosas entidades para el contexto cubano, y los dos primeros funcionan desde el 2020 en la Universidad de las Ciencias Informáticas y la Universidad de Matanzas.

Ambos centros y otros en proceso de creación se suman al sistema cubano de ciencia, tecnología e innovación que cuenta con más de 230 entidades en este ramo.

Al respecto, el país dispone de 13 políticas aprobadas en proceso de implementación, dando continuidad al artículo 21 de la Constitución de la República de Cuba.

El acápite dice que el Estado promueve el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación como elementos imprescindibles para el desarrollo económico y social, propiciando la introducción sistemática y acelerada de sus resultados en los procesos productivos y de servicios mediante el marco regulatorio correspondiente.

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