Por: Sealy Gardón

La Habana, Cuba. – Omara Portuondo camina despacio, con el transcurrir de las décadas sobre sus piernas, que sin embargo no pesan sobre su voz, y conserva la luz de los días de gloria, cuando cantaba mientras la era estaba pariendo un corazón.

Aun desde una silla sobre el escenario, su carisma se desborda a través de sus manos, de su alegría contagiosa, de unos ojos pícaros encendidos de vida.

Casi terminaban los 40 cuando a la canción cubana le nacía el filin y Omara se convertía en una de las voces que eternizara ese estilo interpretativo, y marcara un antes y un después para las cantantes cubanas.

Tiempo después, la novia del filin conformó el emblemático Buena Vista Social Club, que consolidó la música cubana como un fenómeno sociocultural de escala internacional.

A sus 90 años y su tanta cubanía le ha sido concedido el título honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba.

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