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Hace casi 50 años, los laberínticos trillos del lomerío sintieron el peso edificante de máquinas y hombres. Agrestes parajes fueron adquiriendo estampas de modernidad, como nunca había sucedido en la Sierra Maestra.

El cambio lo propició una magnífica carretera y toda la estructura que le acompañó, refirió entonces el político Roberto Damián Alfonso.

La útil vía, que llega hasta las faldas del Pico Turquino, permitió que la vida socio-económica en las montañas se transformara, subrayó el dirigente gubernamental Pedro García Lupiañez.

Llegaron hospitales y escuelas; a ellos se unió la hermosa villa turística Santo Domingo, un oasis para excursionistas y exploradores de la ecología y la fauna autóctonas.

Desde sus orígenes, se levantaron instalaciones perdurables, dice Ulíser Ramírez, un serrano que apuesta por ampliar sus intereses profesionales desde la propia cordillera.

Tradición y presente

La cadena hotelera cubana Islazul, regente de la villa turística Santo Domingo, ofrece servicios operacionales que vinculan medio ambiente, historia, costumbres y actualidad.

A la sombra de un algarrobo, lo confirma el abogado Ernesto Hernández, director de la instalación: los clientes disfrutan de una culinaria de nivel y pueden optar por la observación de plantas y animales del lomerío.

Indica que para arribar a ese centro enclavado en las montañas granmenses, los visitantes nacionales o extranjeros alquilan ómnibus o autos de Transtur, o lo hacen con equipos particulares o institucionales. Señala que para ese staf hotelero oriental es prioridad el ordenamiento, la limpieza, la disciplina y el civismo.

Dice que los trabajadores, residentes en los entornos, defienden la cultura naturalista y la distinción en el buen hacer, que además son sinónimos del comportamiento del campesino.

Interés colectivo

El quehacer de la villa turística Santo Domingo, en plena Sierra Maestra, es distinguido por clientes de Cuba y mercados europeos.

Los que dejan constancia escrita, muestra más satisfacciones que males, dice el director de la entidad, Ernesto Hernández. ¿Qué hallará distinto aquí el Cliente? Con seguridad: la cocina, pues se adquieren alimentos producidos en la zona.

Eso amplía las habituales logísticas hoteleras. También la gente, que es atenta, el clima agradable, los arroyos cristalinos. Además, se promueve el vínculo turismo-naturaleza. Desde un promontorio se observa el Pico Turquino, que no está muy lejos y es la opción predilecta.

Les fascina a los turistas y a nuestros jóvenes, estudiantes y trabajadores; al igual que llegar hasta La Plata, asegura Ernesto Hernández.