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Por: Sonia Rodríguez Alemañy

Un mayor aprovechamiento de la luz solar nos ofrece el horario de verano que se aplica en esta época del año.

Sus bondades agradecen los que prefieren de un oscurecer más tarde. Desde este domingo 10 de marzo, queda establecida en el país la hora de verano, cuya aplicación constituye una medida de alta incidencia en el ahorro energético.

Con ello se obtendrá no sólo una disminución del consumo de electricidad, sino también una reducción de la demanda máxima a la hora pico, al no coincidir en gran medida la cocción de la comida con la iluminación.

En Cuba el horario de verano, que posibilita aprovechar al máximo la luz solar, comenzó durante la República Mediatizada y después del triunfo de la Revolución se aplicó a partir de 1963.

Por un uso más racional de la energía

El horario de verano, ya vigente en nuestro país, se establece cada año para aprovechar las posibilidades que ofrecen los días más largos de la estación veraniega.

Esa medida la aplican muchos países del mundo, entre ellos Francia, Italia, Rusia, España, Estados Unidos e Inglaterra, así como determinadas Islas y otras naciones pequeñas.

Precisamente, con el mismo fin de ahorrar energía, en la primavera de 1916, durante la Primera Guerra Mundial, las naciones de Europa adoptaron el horario de verano y después de concluida la conflagración fue conservado por diversos países.

De ello hace un siglo y en Cuba hoy es una realidad que se suma a los esfuerzos por el uso más racional de la energía, lo que redundará en beneficio de todos y de la economía del país.

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