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La Habana, Cuba. – Fue certera la poetisa y pedagoga chilena Gabriela Mistral al calificar a José Martí como un proveedor de conceptos, y agregar: “pero como le sobra savia, él puede ocuparse de regar sobre la ideología un chorro de galanura, un camino de metáforas que no se le acaba nunca”.

No se equivocó. En la obra martiana están las definiciones de Patria, amor, Humanidad, independencia, soberanía, esfuerzo, lealtad y muchas otras que hoy se entrecruzan con los preceptos del pensamiento fidelista, ese que habla de libertad, defensa de las conquistas e internacionalismo.

La obra de José Martí está tan arraigada en nuestro actuar cotidiano en los tiempos que corren que es necesario recurrir a ella en cuanto tropiezo enfrentamos los cubanos ante los desafíos permanentes.

Sus valoraciones sobre el imperialismo dan luz e indican un modo de actuar.

Seguimos con la honda martiana

Más de 14 años vivió Martí en Estados Unidos. Conoció ese gobierno, lo caracterizó, padeció sus incongruencias y alertó a Nuestra América de las consecuencias del hegemonismo de su tiranía.

De los avances de esa nación habló en sus escritos, pero más aun de la corrupción, la vileza y la agresividad de sus gobernadores, que enfilaban a las naciones de Latinoamérica todo su desprecio y ansias de recolonización.

Harto conocida es su definición sobre el vecino del Norte: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas y mi honda es la de David”.

Por eso hoy, ante el recrudecimiento de la agresividad imperialista, las políticas genocidas de bloqueo, las intenciones de destruir la Revolución y apoderarse de Cuba, es más firme y convincente nuestra lucha por la defensa de nuestras conquistas. En ello nos va la vida.

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