Compartir

La Habana, Cuba. – Marta Rojas llegó a su Santiago el 25 de julio de 1953 con el título de graduada en Periodismo, y qué mejor regalo a la ciudad que dedicarle al carnaval su primera crónica profesional.

Cuando en la madrugada del 26, el rumbón estaba en su apogeo, los fuegos artificiales “sonaron extraños”, pero el fotógrafo Panchito Cano, dijo a su joven colega: ¡Esos son disparos!.

Vecinos del Moncada lanzaron la voz de que allí había un tiroteo entre los soldados, pues vestían todos uniformes de reglamento; entonces ambos reporteros fueron al Diario de Cuba, donde supieron del asalto.

Pasadas las 7:00 de la mañana, la prensa pudo entrar al cuartel; allí la recién graduada se percató de la limpieza apresurada de la zona del combate, los numerosos impactos de balas en las paredes y la sangre que no lograron borrar como evidencias de una historia mal contada.

Cadáveres como testigos

A la una de la tarde de aquel 26 julio, el coronel Alberto del Río Chaviano, jefe de la plaza militar, dio la versión oficial de los hechos que muy pocos periodistas creyeron.

Al terminar la conferencia de prensa, llevaron a los reporteros a un recorrido por el cuartel donde vieron unos 40 cadáveres vestidos con uniformes nuevos y ultimados con un tiro en la cabeza.

De la escena, Panchito Cano tomó imágenes y al término del periplo, un oficial conminó a todos los fotorreporteros a entregar rollos y películas, pues se iban a imprimir en el Campamento de Columbia, en La Habana.

Entonces, Panchito le pidió a Marta Rojas el material gráfico del carnaval, y le pasó a ella los del Moncada; ya en la calle, Cano reveló el contenido comprometedor y conminó a su colega salir de inmediato para la capital y entregarle los negativos al director de la revista Bohemia.

En el carro de la historia

Marta Rojas llegó a La Habana al día siguiente del asalto al Moncada, pero el reportaje para Bohemia chocó con la censura de la dictadura de Fulgencio Batista.

Sin embargo, le dijeron que tratarían de publicar las fotos, rememoró la entonces joven reportera, cuyo primer trabajo periodístico le marcó la vida para siempre.

La sagacidad profesional y el compromiso adquirido con la causa de los moncadistas, hizo que Marta, sin proponérselo, montara en el carro de la historia al investigar y publicar los sucesos del Moncada desde el asalto hasta al juicio de los combatientes, en especial el de Fidel.

Desde el 2021, no está entre nosotros la Premio Nacional de Periodismo José Martí, la corresponsal de guerra en Vietnam, la periodista de Granma, la novelista, pero si algo la distinguirá para siempre es que será Marta Rojas, la periodista del Moncada.

Por Roger Ricardo Luis