Por: Yandry Machado, estudiante de Periodismo

La Habana, Cuba. – Los viajeros que llegan a África coinciden en que la contemplación de un buen ejemplar de baobab impresiona, y muchos de ellos detienen sus vehículos cuando localizan a estos árboles.

Si observar uno solo de esos ejemplares constituye un verdadero espectáculo, hay que imaginar lo que supone ver docenas de ellos alineados cerca de una carretera limpia de otros objetos que entorpezcan el entorno.

Así luce la Avenida de los Baobabs, localizada en Madagascar y constituida por cerca de 300 árboles con un tronco liso de aspecto metálico que se alzan hasta 30 metros de alto.

Esta especie exhibe un aspecto particular, pues, a la gran anchura de su tronco, se unen sus ramas que parecen raíces y en ocasiones da la sensación de que están colocados al revés. La Avenida de los Baobabs es Monumento Nacional desde el año 2007.

Significado mágico

Fueron los franceses, tan acostumbrados a engrandecer sus obras, quienes le dieron a uno de los lugares más famosos de Madagascar el modesto nombre de Avenida de los Baobabs.

En esa isla del continente africano existen otros sitios con la misma concentración de estos árboles, espectáculo que la tupida selva no permite apreciar.

En el extremo norte de la avenida hay un ejemplar que sobrepasa el milenio y que está protegido por un cercado vegetal adonde se exige entrar descalzo como muestra de veneración. Incluso se distinguen dos que han decidido enroscarse en espiral, al que los lugareños llaman “los baobabs enamorados”.

Cerca de 300 árboles conforman la Avenida de los Baobabs, un sitio que causaría pánico al Principito, pero que para los malgache posee un significado mágico y religioso.