El alcoholismo es una adicción bastante conocida en el mundo y, lamentablemente, en nuestro país en los últimos años se ha acrecentado el flagelo.

Es conocida como la droga portero, pues la mayoría de las personas comienzan con el alcohol, sustancia que aparenta ser suave  y con menos consecuencias,  pero que conlleva al consumo de otras como la marihuana, cocaína o medicamentos como carbamazepina, y las anfetaminas.

Destacan especialistas en el tema que producto del modo de vida de las condiciones actuales, las personas han incrementado la cantidad y la frecuencia del consumo de alcohol.

Debido a la alteración de la conciencia, el alcohol facilita el consumo de otras sustancias, trayendo consigo repercusiones físicas, psicológicas, así como en el orden del funcionamiento dinámico y con el resto de la sociedad.

Inapropiada cultura permisiva

Existen muchas vías de llegar al alcohol, como por ejemplo, la conducta de aprendizaje, es decir, lo que he visto lo hago también, la cual forma parte de una inapropiada cultura permisiva con el alcohol en nuestro país.

Para ayudar al paciente alcohólico en los distintos niveles de atención se crean diversos mecanismos. Pero ante todo, es importante el consentimiento formal de la persona, porque muchos pacientes llegan para quedar bien con la familia, con el centro de trabajo o evitar un divorcio psicológico con los hijos.

En muchos hospitales y policlínicos del país se les brinda a los pacientes alcohólicos sesiones diarias de acupuntura, relajación, sedación y la psicoterapia de grupo.

Esa última es indispensable pues solo busca un objetivo común: eliminar el alcoholismo y convertir al paciente en un rehabilitado total.

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