
Para colmo, destrozada la cortina resultado de vandálicas continuas indisciplinas. Foto: Tomada de Opciones
La Habana, Cuba.- No es brillante el oro en bruto, ni oro es todo lo que brilla, y el oro que no se pule se convierte en fantasía.
Un viajero proveniente del oriente de la isla en un ómnibus VíAzul (de esos que cobran divisas y trasladan sobre todo visitantes y turistas) se quejaba del estado del asiento en que venía.
Encima de que llevaba entumidas las rodillas pues la distancia entre asientos es bastante reducida, el que al azar le tocó como en agobiante rifa, el botón de reclinarse descompuesto lo traía.
Para colmo, más que rota, destrozada la cortina resultado de vandálicas continuas indisciplinas.
Así, resultó aluminio lo que de oro parecía, o que dorado siquiera en apariencia debía: 822 del ómnibus la matrícula.
Tuve la desdicha de viajar en Via azul, pésimo servicio, salí de La Habana 11 y 30 PM los choferes al subir el omnibús no dieron ni las buenas noches no explicaron las paradas que hacían, donde se desayunaba o se lamorzaba cuando pararon a desayunar le pregunté la hora de llagada a Las Tunas me respondió después de la 12y 30 porque tenemos que almorzar en Guaimaro. Desagradable sopresa pararon a la salida de Guaimaro en un paladar particular con pésima higiene, solo ofertaban pollo y cerdo y un cartel grande que decía 1CUC igual a 23 CUP, nadie de los que vijaban almorzó solo los choferes que pasaron a un reservado, llegamos a Las Tunas después de casi 13 horas de viaje. Muy diferente el servicio y el trato de los choferes en ASTRO. Nunca más viajaré en Vía Azúl, no se lo recomiendo a nadie eso sin hablar de las malas condiciones del omnibús.