Es tu figura divina la que entre siluetas busco, tu cuerpo es el que persigo y entre delirios procuro.

Tu imagen viene a mis sueños como un anhelo difuso, y luego se desvanece entre fragmentos oscuros, dejando sólo el deseo en un vacío nocturno, aunque estrecharte en mis brazos lo anhelo cada minuto.

Tu boca es el semillero de los más ansiados frutos del jardín de las delicias y manantial de sus jugos.

Son tus labios perfectísimos como nísperos maduros que provocan al sediento con alfileres agudos, como un vicio incontrolable que me dejara desnudo.

Pero no puedo abrazarte ni puedo besarte a gusto, la situación sanitaria prohíbe que pueda darme ese gusto y que para conseguirlo yo me quite el nasobuco.

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