La Habana, Cuba. – El 2021 será recordado como un año significativo. Sin dudas, una de las razones más importantes es que, sin relativizar el dolor por cada muerte que no pudimos ganarle al coronavirus, Cuba se sobrepuso a una crisis sanitaria mundial en medio de un férreo bloqueo.
Hubo quienes no hicieron más que pronosticar escenarios de caos en Cuba, mientras una parte importante del mundo es asolada por verdaderas crisis sistémicas, resultantes del capitalismo.
A ellos los invitamos a abandonar el espejismo en que los tiene sumidos su rechazo a la Revolución y reconocer, con honestidad, el esfuerzo y el decoro con que nuestro país está asumiendo los desafíos que signan su presente.
No han faltado quienes alegan que estamos utilizando el éxito de las vacunas para hacer propaganda política. A ellos les tenemos que señalar lo obvio: las estamos utilizando para salvar vidas.
La victoria está en la inteligencia colectiva
Este año nuestra Isla llevó a cabo un esquema de vacunación que garantizó la inmunización de toda su población, incluyendo la infantil. Lo hizo gracias a la producción de vacunas propias.
Nuestras vacunas cuentan entre las de mayor calidad a escala global. Hechos todos impensables para un país pobre como Cuba, de no ser por el socialismo.
Debemos informarles a los entusiastas compañeros de la Organización Panamericana de la Salud que la primera vacuna latinoamericana se produjo en Cuba. No podemos conformarnos con que se omitan los méritos de nuestro sistema político, mientras se lanzan sobre él todo tipo de calumnias.
La victoria está en la inteligencia colectiva que insiste en que tiene que haber una solución posible a la crisis que amenaza con borrar la humanidad y está en el pensamiento de Fidel que se siente como una luz, cuando nos recuerda lo que son los tiempos difíciles.