La Habana, Cuba. – La narración deportiva cubana perdió el pasado lunes al comentarista «más sabroso» que teníamos.

Roberto Pacheco no tuvo una formación académica, no era erudito en la materia deportiva, tampoco presumía de poses elitistas o de perfección en la dicción, pero sin dudas clasifica por sus años de entrega, carisma, aportes y conocimientos como un referente detrás de los micrófonos para quienes disfrutamos del deporte.

Su frase más inmortal quizás fuera esa: «SABROSO», porque reunía la picardía del cubano y la inteligencia popular.

Junto a Bobby Salamanca, Eddy Martin, Héctor Rodríguez, Ramón Rivera, Rolando Crespo y Antolín León, entre otros, conformaron una generación de narradores-comentaristas que marcaron el ascenso, los éxitos y los tropiezos del deporte cubano desde la década del 60 del siglo pasado.

A la memoria de Roberto Pacheco

Desde hacía varias semanas Roberto Pacheco lucía ya un poco apagado, pues desde que murió su esposa, todo no había sido igual en su corazón. Por cierto, un corazón salvado hacía más de 25 años en una operación en el Cardiocentro de Villa Clara.

Fue creador indiscutible del espacio Deportivamente en Radio Rebelde y autor de numerosos sobrenombres en la pelota cubana.

Era un dicharachero por excelencia; polémico por naturaleza en ardientes peñas deportivas que también ayudó a crear. De Pacheco quedará siempre ese amor por el boxeo y la pelota (sus dos deportes más amados), por su país y sobre todo por sus oyentes.

No es esta la crónica de despedida para quien abrazaba cada jonrón con esa frase inmortal: «Maestro, póngale música«. Es la crónica pendiente para un colega del que aprendimos todos. Hasta siempre, «Sabroso».

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