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Holguín, Cuba. – Vuelven las Romerías de Mayo, en Holguín, a 30 años de su primera ascensión al cerro Bayado como fiesta del arte joven cubano, de manos de sus hacedores de la Asociación Hermanos Saíz.

Pero no regresa el festival por la inercia de una órbita previsible, como un antiguo cometa, sino como un destino inevitable en la galaxia de obra y pensamiento a que nos sigue retando nuestra póstuma modernidad.

Cual Puerto de Mares refugio de todos los naufragios, las Romerías de los jóvenes artistas, promotores culturales y pensadores cubanos asumen que la verdadera salvación está en crear, como lo demostraron hace tres décadas, entre los alumbrones del más férreo periodo especial.

Cuando la Isla apenas se aferraba a su esperanza, las Romerías de Mayo llegaron para quedarse, de manos de sus fundadores, y legaron un códice de emprendimiento y resurrección. 

Cimas de cultura inexpugnables

Dedican las Romerías de Mayo su invitación de los próximos días a sendos monumentos de la cultura latinoamericana fundados bajo la impronta de Fidel: la Casa de las Américas y el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos.

Dos templos ineludibles en el discurso de nuestra identidad, cuyas fechas fundacionales se remontan a los primeros días del 59 victorioso de Fidel Castro, inspiración desde entonces para el sueño renovado de muchos pueblos como el nuestro.

De ahí que, en medio de su paisaje performático, las Romerías honren el aniversario 65 del ICAIC de Titón, Santiago y Solás, entre tantos otros, y la sempiterna Casa de Haydée Santamaría, es más que un decorado hermoso.

La Revolución triunfó primero como esperanza para la cultura y es nuestro orgullo, tal es el mensaje de las Romerías de Mayo en voz de sus más jóvenes creadores.