La Habana, Cuba. – A Raúl Roa García la Revolución le venía del abuelo mambí del que heredó nombre, apellido y las historias vividas junto a Antonio Maceo, Ignacio Agramonte y Máximo Gómez en la lucha por la independencia cubana.

Fue hombre de vasta cultura, cualidad que expandió en sus facetas como escritor, polemista, profesor, historiador, político y diplomático cubano.

En su trayectoria destaca la fundación de la Universidad Popular José Martí, la Liga Antiimperialista, la prisión por oponerse a gobiernos corruptos, presencia en la huelga general contra Gerardo Machado, el exilio y la creación de la Organización Revolucionaria Cubana Antiimperialista.

Fallecido el 6 de julio de 1982, Raúl Roa legó su presencia ejemplar como ministro de Relaciones Exteriores, responsabilidad desde la cual libró difíciles batallas en el escenario internacional.

Canciller de la Dignidad

Con ese sobrenombre pasó a la historia Raúl Roa García, y lo ganó cuando en agosto de 1960, en San José, Costa Rica, tras las denuncias de Cuba en la Organización de Estados Americanos, notificó su retirada y expresó: «Me voy con mi pueblo y con mi pueblo se van también los pueblos de nuestra América».

Exponente de la diplomacia revolucionaria, fungió como embajador de Cuba en la OEA, Ministro de Estado, Ministro de Relaciones Exteriores y Vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Promovió la integración de Cuba al Movimiento de Países No Alineados, la presidencia de la Primera Conferencia Tricontinental, y la denuncia del Apartheid y la guerra contra Vietnam en foros internacionales.

Para Raúl Roa, el compromiso del intelectual debía ser con el bien común y comprometido con los anhelos de las mayorías desposeídas.