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Fue en Guáimaro, luego de liberado por las huestes insurrectas, que el país tuvo su PRIMERA constitución de la República en Armas en 1869.

Céspedes, Agramonte, Miguel Gerónimo Gutiérrez, entre otros, representando las tres regiones insurrectas, dieron forma legal al documento que significaría un hito en la historia jurídica de la Patria.

Mucho se ha escrito de la importancia y el valor cívico de la Constitución de Guáimaro, que entre sus veintinueve acápites proclamaba el poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Además, y como cuestión clave y de máxima envergadura, la libertad a los esclavos y la independencia.

En la Constitución de Guáimaro se estableció el gobierno en armas, con Céspedes como presidente; y Salvador Cisneros Betancourt, presidente de la Cámara de Representantes; entre otros cargos.

Constituciones de Baraguá y Jimaguayú

Con la deshonra del Zanjón, en 1868, se anula la constitucional de Guáimaro, y, tras la hombradía de Maceo en la Protesta de Baraguá, fue urgente redactar una nueva Carta Magna, la de Baraguá.

Esta constaría de no más de seis artículos, entre los que se proclamaba la provisionalidad de un gobierno integrado por cuatro funcionarios, y lograr la paz con la independencia como premisa.

La Constitución de Baraguá mantenía el carácter republicano de la Patria, en septiembre de 1895, se aprueba la Constitución de Jimaguayú, en el poblado en que Agramonte perdiera la vida.

La presencia de una nueva generación fue notoria en las discusiones del texto.

Mantendría gran parte de los postulados anteriores, y para no repetir errores en los textos, se insertó, a propuesta de El Generalísimo, la preponderancia del mando militar.

Última Constitución mambisa

Varias corrientes de pensamiento y concesiones políticas, gravitaban en 1897, conspirando contra las legítimas aspiraciones del Ejército Libertador y el pueblo.

Bajo esas circunstancias se proclama, el 30  de octubre de ese año, la Constitución de la Yaya, en la cual se refrenda, como en la de Guáimaro, la obligación de los cubanos a servir a la Patria, y el carácter republicano de la nación. Bartolomé Masó fue proclamado presidente de la República.

Fue la Constitución de la Yaya, la última del período de la guerra. Guáimaro, Baraguá, Jimaguayú y la Yaya ejemplifican el anhelo supremo de los dirigentes de la contienda insurreccional de tener un cuerpo legislativo que definiera la Revolución.

Las constituciones mambisas tuvieron un ideario progresista, avanzado e independentista y cementaron las posteriores.