La Habana, Cuba. – Desde pequeños nuestras madres y abuelas optan en muchas ocasiones por curarnos ciertos malestares a través de infusiones a base de plantas medicinales.

Pero más allá de esos procederes domésticos existe ciencia, y a ello se dedica hace más de tres años el proyecto de Desarrollo Local Flora: Botica de la Abuela, ubicado en el capitalino municipio de la Lisa.

Su director, el doctor Rodolfo Arencibia, conversó con Radio Reloj sobre el trabajo que realizan en colaboración con 5 universidades del país, donde se hacen estudios agro-tecnológicos para determinar los principios activos de las plantas medicinales y asegurar la calidad de cada producto.

Comercializados en dosis farmacológicas, las ofertas de Flora: Botica de la Abuela tienen la aprobación del Ministerio de Salud Pública y están presentes en todo el país a través de los puntos de venta de ApiCuba, otro de sus colaboradores.

Medicina al alcance de todos

La entidad Flora: Botica de la Abuela cuenta con una estructura de empresa que le ayuda a mantener la calidad en cada uno de sus procesos, sin embargo, según confirma su director, el Doctor Rodolfo Arencibia, continuarán funcionando como Proyecto de Desarrollo Local durante un tiempo.

De esta forma nos sentimos más cercanos a la comunidad y logramos que los habitantes de Punta Brava se sientan identificados con nuestro trabajo, afirmó.

A propósito de este tema, conversamos con Laida María Hernández, Presidenta de ese Consejo Popular, quien, además de ser cliente asidua, hizo extensivo a nombre del barrio el agradecimiento que sienten todos por poder contar con los productos de la botica.

De forma particular hizo énfasis en la contribución que hace este proyecto a los Sistemas de Atención a la Familia con la donación de condimentos naturales para la cocción de las comidas.

Una visita muy sugerente

El Proyecto de Desarrollo Local Flora: Botica de la Abuela, ubicado en Punta Brava, municipio La Lisa, cuenta con un Museo de Plantas medicinales, donde curiosidades y aromas convergen en un recorrido fascinante por más de 3 mil años de historia.

El museo además tiene una ventana que posibilita al visitante ver en directo el proceso de confección de los productos de la botica en uno de sus dos laboratorios.

Poseen alrededor de 65 ofertas, sin embargo, no se comercializan todas, pues depende de la temporada.

Lo que nunca le falta a la botica es anticatarral, productos dermatológicos, circulatorios e inmunoestimulantes, que bien suministrados pueden resultar muy beneficiosos, afirma Rodolfo Arencibia, quien como director se encuentra comprometido con la labor social que realiza, pues comprende cuán necesarios son estas medicinas naturales para la familia cubana.