Sobre ese gran cubano que fue Carlos Manuel de Céspedes escribió José Martí: dejó de ser el hombre majestuoso que siente e impone la dignidad de la patria; baja de la presidencia cuando se lo manda el país y muere disparando sus últimas balas contra el enemigo.

Y es que Céspedes fue un hombre entregado totalmente al servicio de la Patria hasta el mismo día de su muerte, quien por su país renunció a los privilegios de su condición, y a todos los cubanos los consideró sus hijos.

El 27 de febrero de 1874, fue sorprendido por fuerzas del Batallón de San Lorenzo y a quemarropa, baleado por el enemigo; no sin antes disparar hasta el último proyectil de su revólver.

Y en el mismo lugar donde cayó el gigante, el destino quiso que su espíritu volviera, mediante la creación años después, de la Primera Comandancia del Ejército Rebelde.