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La Habana, Cuba. – Seguro que muchas personas han jugado en su infancia a hacer «bailar» un trompo, pero pocas de ellas son las que saben por qué este no se cae mientras está girando.

Al hacerlo rotar, en este juguete se produce una interacción de fuerzas de la que se deduce que todos los cuerpos que giran tienden a conservar invariable la dirección de su eje de rotación.

Dicha propiedad tiene gran importancia en otros campos como en la técnica moderna utilizada en barcos y aviones, al instalar aparatos giroscópicos como las brújulas, los autopilotos, los estabilizadores y muchos otros.

El efecto de giro sirve también para equilibrar las trayectorias de los proyectiles y de las balas, el movimiento de los cohetes y de los satélites artificiales. Todas estas son aplicaciones prácticas extraídas de lo que parecía ese simple juguete que es el trompo.