Compartir

Con la llegada del 14 de febrero al calendario, se recuerda en Cuba el Día del Amor, ese hermoso y fuerte sentimiento que unió a Ignacio Agramonte Loynaz y Amalia Simoni Argilagos, una pareja de jóvenes camagüeyanos que se recuerda y admira en Cuba.

 A pesar de los años que han transcurrido desde el día aciago en que se produjo la caída en combate del Mayor, el profundo sentimiento que lo unió a su muy querida Amalia creció en sus hijos, que se convirtieron en el  hermoso fruto de un recíproco amor.

Tal como expresó nuestro José Martí en el texto titulado Céspedes y Agramonte, que salió a la luz en la ciudad estadounidense de Nueva York, el idilio de Ignacio Agramonte y Amalia Simoni “rebasó las barreras del tiempo y la distancia y continúa siendo de lo más hermoso, si de amor verdadero se trata.”

Con la pluma del patriota

La hermosa historia de amor protagonizada por los jóvenes camagüeyanos Ignacio Agramonte y Amalia Simoni está  reflejada en las 123 hermosas epístolas que se han encontrado hasta el momento, de las que fueron escritas por el patriota para su amada.

Unas fueron hechas en la época que él era estudiante; otras, en las que el deber profesional del joven abogado determinó un tiempo de separación, y, por último, las que salieron de su pluma durante la contienda para lograr una Patria libre.

Ese grupo de cartas fueron compiladas por los investigadores Elda Cento Gómez, Roberto Pérez  Rivero y José María Camero, quienes luego las recogieron en el volumen titulado Para nosepararnos nunca más, que salió a la luz con el sello de la Casa Editora Abril, de La Habana.

Idilio amoroso y deber patrio

Sobre el primer encuentro de Ignacio y Amalia hay varias versiones. Unos dicen que fue en La Habana y otros en Camagüey, pero no tienen el sitio exacto.  

En las cartas que intercambiaron, el idilio amoroso se funde con el deber patrio.

Celebraron su boda, el primer día de agosto de 1868,  en la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, en Camagüey. Y el último combate del Mayor fue el 11 de mayo de 1873.

Martí, quien apreció mucho a Amalia Simoni, dijo de ella en el periódico Patria: “Por la dignidad y fortaleza de su vida, su inteligencia rara, modestia y gran cultura, por el cariño ternísimo y conmovedor, con que acompaña y guía en el mundo a sus dos hijos, los hijos del héroe, y el respeto a la Patria, se admira a la señora Amalia Simoni, la viuda de Agramonte”.