Uniforme verde olivo, brazalete rojo y negro, fusil en mano, fe en la victoria y ¡a la calle en cuanto rompa el día, que hay una misión que cumplir! Hace hoy 64 años Santiago de Cuba volvía a amanecer indómita. ¡Abajo Batista!, ¡Viva Cuba Libre! decían a viva voz los alzados y los vecinos gritaban también.

El 30 de noviembre de 1956 la ciudad se levantó en armas contra la tiranía. Los expedicionarios del Granma habían zarpado de México y llegarían de un momento a otro por el oriente cubano.

Para los moncadistas del 26 de Julio, todo el apoyo, y con ellos hasta la libertad o la muerte. La suerte estaba echada.

Un maestro veinteañero local lo organizó todo de acuerdo con Fidel y lideró a cientos de jóvenes revolucionarios con increíble madurez y coraje. Su nombre era Frank País, David en la clandestinidad.

Cuando Santiago levantó a Cuba

La señal de arrancada del plan era un bombardeo al cuartel Moncada, que no pudo ejecutarse, pero ese contratiempo inicial no amilanó el arrojo de los muchachos que seguían a Frank.

Había que reiniciar la lucha por Cuba y el 30 de noviembre era el día; había que pelear duro, y duro se peleó. En el asalto e incendio a la estación de la Policía Nacional cayeron Otto Parellada, Pepito Tey y Toni Alomá.

Otros atacaron a la Policía Marítima y se logró liberar a algunos compañeros de la cárcel de Boniato; muchos se incorporaron a la lucha. La ciudad irredenta se multiplicó y hubo acciones en otras zonas del oriente y el resto del país.

Imprevistos retrasaron la llegada de Fidel con los primeros guerrilleros y no se lograron todos los objetivos, pero Santiago había cumplido con Cuba. La Revolución comenzaba a ganar.