Hace 4 años ya que Cuba supo de la partida física de Fidel. Quiso el destino que fuera precisamente en la fecha en que se cumplían 60 años de la salida del yate Granma desde el puerto mexicano de Tuxpan con la encomienda de sus expedicionarios de iniciar la Revolución decisiva por la liberación y la independencia de Cuba.
Y esa coincidencia histórica conmueve, por su simbolismo.
Como si Fidel supiera que tenía otras misiones, pero dejaba un proceso revolucionario sólido, construido junto al pueblo en una marcha tenaz y difícil para avanzar hacia la sociedad justa, democrática y próspera soñada para la Patria.
José Martí, el Apóstol de nuestra independencia, sentenció que: «Para ir delante de los demás, se necesita ver más que ellos». Por eso sentimos que Fidel sigue acompañándonos en esta travesía redentora, siempre en la proa del Granma.
Nada aplastará la fuerza de sus ideas
Fidel, líder histórico de la Revolución Cubana, nos apertrechó para siempre con el entramado conceptual de su pensamiento, que debe ser constantemente analizado si queremos entender las complejidades de estos tiempos y hallar respuestas a un sinnúmero de desafíos.
Él lo puntualizó en su meridiana definición de Revolución, cuando pidió tener «convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y de las ideas».
A 4 años de su ausencia física, Fidel sigue siendo más útil que nunca, cual brújula que orienta el camino de quienes continuamos su obra para perfeccionarla aún más, «con lealtad meridiana y la fuerza unida», como él enseñó.
Un 25 de noviembre zarpó el Granma para hacer Historia. Otro 25 de noviembre partió Fidel, hecho Historia.