La Habana, Cuba. – Hace unos años, un trabajo publicado por el Centro de Estudios Sobre la Juventud llamaba la atención sobre el costo de ser hombre, debido a los roles culturales impuestos a lo largo de la historia.

Una efeméride poco conocida en nuestro país, relacionada con este tema, es la celebración cada 19 de noviembre del Día Internacional del Hombre. La moción, lanzada en 1999, ha sido calificada por la directora del programa Mujeres y Cultura de Paz de la Unesco como una excelente idea,  que dará un poco de balance entre los géneros.

En la mayoría de las numerosas naciones que acogieron la propuesta, la efeméride se entrelaza con el Movémber, un encuentro mundial en el que los hombres dejan crecer sus bigotes y se busca concientizar sobre temas de salud de los varones, como el cáncer de próstata y la depresión masculina.

Equidad no significa descuido

Independientemente de que se dediquen efemérides por separado al hombre y la mujer, no significa en absoluto que se confiera mayor importancia a un género por encima del otro.

El objetivo esencial no es que los hombres compitan con las féminas ni que les nieguen su terreno, sino compartir un mismo espacio con iguales derechos y deberes.

El concepto arcaico del macho va cayendo gradualmente en desuso, y aunque en muchas mentalidades sigue imperando el modelo patriarcal, esos conceptos se desmoronan.

Celebrar la masculinidad es educar a nuestros jóvenes para promover la igualdad con objetivos muy definidos. No se trata de emular con ellas para superarlas, sino acompañarlas en ese camino del amor, la esperanza y el bienestar colectivo, donde no se hable de ellos o ellas, sino de Humanidad.