El alcohol es una de las drogas que más se consume en Cuba, y aunque se ha moderado su uso en las generaciones mayores, ha crecido desde hace varios años entre la población juvenil.

Especialistas afirman que puede hablarse de un patrón de alcohol juvenil caracterizado por producirse principalmente fuera del ámbito familiar, en grupo y durante el fin de semana. Por regla general, el uso y abuso de sustancias psicoactivas, como el alcohol, conduce a la dependencia.

Y es que no siempre es fácil establecer los límites entre uso y abuso, pero existen elementos objetivos como la capacidad de metabolización de nuestro hígado. Para el caso de los hombres adultos se ha establecido cuatro consumos repartidos durante el día, mientras que para las mujeres dos y medio.

A pesar de ese aspecto cuantitativo, el llamado siempre será a no sobrepasar las dosis que nuestro cuerpo puede metabolizar.

El alcohol consumido

El organismo puede eliminar 0, 1 gramo de alcohol por hora y kilo de peso. Es decir, una persona elimina cada hora una cantidad de alcohol inferior al de una bebida estándar.

El que haya mucho o poco alcohol en el cuerpo no acelera ese proceso, así como tampoco lo altera el consumo de café, vitaminas o una ducha fría.

Los expertos señalan que en función de los problemas que puede generar el consumo de alcohol se identifican cuatro tipos o patrones de consumo: no problemático, de riesgo, peligroso y perjudicial o patológico.

En ese sentido, existen consensos en considerar como consumo de riesgo un empleo diario de entre 40 y 70 gramos de alcohol puro, o uno con una suma semanal de más de 280 gramos, aunque no se llegue nunca a la embriaguez.

Efectos y riesgos

Es imposible que una persona tenga un consumo excesivo de alcohol y que los problemas le afecten sólo a él y no alcancen a su familia, la comunidad y a la sociedad en general.

Una de las mayores consecuencias de los nuevos patrones de consumo son las llamadas borracheras en jóvenes y adultos.

Y es que además de propiciar otros males, la embriaguez da lugar a náuseas, vómitos, dolores de cabeza, y mala coordinación psicomotriz. Otros peligros son los accidentes de tráfico, contagio de enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, actos de violencia y vandalismo.

Todos los órganos del cuerpo pueden ser afectados por el alcohol, de ahí que entre los problemas orgánicos más frecuentes destaquen los del aparato digestivo, así como trastornos neurológicos.

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