Marines ofendieron a toda Cuba

La Habana, Cuba. – La noche del 11 de marzo de 1949 quedó como de las mayores afrentas imperialistas contra la vergüenza de los cubanos: marines yanquis ultrajaban la estatua de Martí en el habanero Parque Central.

De acuerdo con reportes de la época, dos marines ebrios ascendieron a lo alto de la estatua del Apóstol y uno de ellos lo utilizó como urinario público.

Transeúntes atónitos no daban crédito a lo visto. La reacción popular no se hizo esperar y desde un bar se lanzaron botellas y objetos contra los intrusos. El fotógrafo Fernando Chaviano se encargó de inmortalizar el momento.

Los marines fueron detenidos y luego liberados; esto último causó una conmoción tremenda en los habaneros que rápido organizaron protestas y marchas en repudio a la afrenta, incluyendo a un grupo de estudiantes encabezados por Fidel, Lionel Soto, Alfredo Guevara y Baudilio Castellanos.

La verdadera calaña del imperio

Una simple diatriba formuló el gobernante de turno al servicio imperial por el ultraje a la estatua de Martí por marines yanquis, pero sin duda no hubo proceso ni sanción a los irrespetuosos y arrogantes estadounidenses, lo que demostraba la impunidad de que gozaban todos, solo por ser ciudadanos de Estados Unidos.

El pueblo cubano no olvidó el agravio y estudiantes universitarios emitieron una declaración de denuncia al deleznable acto.

Setenta años han pasado de ese insultante y desvergonzado hecho que muestra la verdadera calaña de la filosofía imperialista: su prepotencia, arrogancia, hegemonismo e impunidad.

Hoy, ante la terquedad del gobierno estadounidense de reimponer a Latinoamérica como su patio trasero, hemos de andar como dijera Martí, en cuadro apretado, como la plata en las raíces de Los Andes.