La vigilancia estricta y la coerción hacen que algunas especies de abejas y avispas dejen de poner sus huevos, lo que limitaría su reproducción.

Hasta ahora se pensaba que las abejas europeas y las avispas no tenían descendencia, a pesar de que son fértiles, por parentesco. Sin embargo, no lo hacen para evitar que sus huevos o ellas sean eliminados por sus congéneres o la reina.

Científicos británicos, autores de la investigación, observaron que había una correlación porque cuanto más efectiva era la vigilancia, menos obreras ponían huevos.

El equipo de expertos analizó a 9 especies de avispas y una de abejas y descubrió que en las colonias donde existe un control estricto, muy pocas se atrevían a violar las reglas.