El 29 de mayo de 1934 quedó abolida oficialmente la Enmienda Platt, el apéndice impuesto por Estados Unidos a la Constitución que acompañaría en 1902 el nacimiento de la República de Cuba, un país ocupado entonces por la potencia norteña.

La derogación fue resultado directo de la marea revolucionaria que derribó a la dictadura de Gerardo Machado.

Debió poner fin a más de 30 años de vergonzosa limitación de la soberanía nacional en los ámbitos político, económico y social, pero no fue así.

Para entonces, la penetración del hegemonismo de Estados Unidos en las esferas de la vida nacional era un hecho real que se encargaban de reforzar una clase gobernante y una oligarquía criolla entreguista y en su mayoría corrupta, enriquecida a costa de la venta del patrimonio del país al capital foráneo, siempre que recibiera la tajada correspondiente.