La Habana, Cuba. – Sería curioso establecer un paralelismo entre lo que hacíamos con nuestro tiempo libre antes de la era de las tecnologías de la información y la comunicación y lo que hacemos ahora. ¿De qué modo empleamos cada minuto, qué nos disponíamos a hacer antes con el mismo tiempo con que hoy podemos estar horas y horas concentrados o pendientes de un móvil? .

De seguro se podrían identificar diferencias sustanciales, y ese ejercicio nos ayudaría a llegar a no pocas conclusiones. Ha cambiado parte de nuestra vida cotidiana en un variar dialéctico. Y esa evidencia que la sociología y otras áreas afines siempre han demostrado desde el conocimiento científico, amerita ser confrontada con todos sus tonos, escrutada por dentro, pero bien adentro, desde el perfil más profundo del ser humano.

El asunto de las tecnologías a nivel social va más allá de lo que algunos consideran una cuestión técnica.

Un tema sin etiquetas

Para darle cauce saludable y provechoso al variopinto asunto de las tecnologías y su impacto en la sociedad, se hace necesario sondear diversas experiencias de vida desde diferentes ámbitos.

Interesa descubrir cada uno de los dilemas existenciales que afrontamos en nuestro vínculo con los dispositivos y medios tecnológicos desde una visión más etnológica. O sea, teniendo en cuenta a las personas en sus espacios sociales, en su vida corriente, con sus aciertos y desaciertos. no se trata de poner etiquetas, de hacer balances entre lo positivo y lo negativo, entre lo que daña o glorifica.

A fin de cuentas, si lo que se desea es auscultar los sentidos que le damos a lo que hacemos en nuestra propia cotidianidad, no han de verse las cuestiones que nos ocupan en términos absolutos. En nuestra relación con la tecnología, nada resulta blanco o negro. Hay matices.