Matanzas, Cuba. – En la memoria de los habitantes de Soplillar, en la Ciénaga de Zapata, perdura aquel 24 de diciembre cuando los vecinos del caserío preparaban la cena de Nochebuena y llegó Fidel junto a Celia Sánchez y otros compañeros.

El historiador, Julio Antonio Amorín Ponce, asegura que por primera vez en el país, un Primer Ministro o Jefe de Estado compartía una festividad tradicional con la gente más olvidada de Cuba.

Amorín sostiene que ese día Soplillar selló un año de profundas transformaciones socioeconómicas porque Fidel, con esa cubanísima manera de vincularse con los pobres, sentó la radical posición de Revolución para los humildes.

La Ciénaga de Zapata de aquella Nochebuena con el líder rebelde contaba con el 90 por ciento de analfabetos y 3 escuelas, pero la Revolución la transformó en un territorio libre de ataduras para siempre.