La paternidad ocupa un lugar importante en la vida de los seres humanos y en particular de los hombres. Ser padre significa comprender qué pasa en la vida de nuestros hijos e hijas y actuar en función de sus necesidades en cada una de las etapas de sus vidas, destaca el Dr.C Ramón Rivero Pino. Profesor Titular e Investigador Titular del Centro Nacional de Genética Médica de Cuba.

Los padres están transitando hacia una nueva forma de paternidad que se caracteriza por su afectuosidad, por su participación cada vez mayor en la crianza y educación de sus hijos e hijas, por compartir más la vida con ellos(as), orientarles y educarles. Se avanza hacia un modelo más democrático de paternidad, más relacional, más diverso, comprometido y apegado a las expectativas de las nuevas generaciones. Cada vez más, se deja  atrás el referente del padre asociado solo al sustento económico de la familia, aquel que cree que poniendo el dinero sobre la mesa y ocupándose de las cuestiones materiales cumple con su función.

Lamentablemente, aún algunas personas cuando ven a los hombres implicarse en la vida de sus hijos(as) tienen expresiones como “lo hacen como una madre” o “ha sido una madre para sus hijos(as)”. Todavía sobrevive el mito en relación con la maternidad que parte de la idea de que el instinto materno existe y de que por esa razón, es la madre la que mejor puede cumplir con la crianza y educación de sus hijos(as). Esto es falso y es importante aclararlo por todas las vías posibles, porque confunde, desorienta y limita que los hombres se impliquen con la necesaria fuerza e inmediatez en esta obra que ellos también necesitan y que lo requieren las necesidades del desarrollo de sus familias y de los hijos e hijas en particular.

Los hombres, en tanto seres humanos, tenemos capacidades y potencialidades para expresar sentimientos hacia nuestra descendencia, ser afectuosos, tiernos, cumplir adecuadamente con las funciones familiares y que algunos hombres no lo realicen en el ejercicio de su paternidad no es porque no lo puedan hacer. Lo que esperan nuestros hijos(as) de nosotros los hombres frecuentemente se ve obstaculizado por pautas de socialización que emanan de los diferentes espacios macrosociales (políticas públicas, servicios sociales, programas, etc), de los meso (grupos de amigos, familias, organizaciones comunitarias, instituciones locales, entre otras) así como de los referentes individuales, en todos los casos, cuando se trasmiten puntos de vista, que influyen inculcando ideales que promueven el distanciamiento de los hombres respecto al cumplimiento de las funciones paternas, lo que al mismo tiempo los priva del disfrute y goce que ocasiona el compartir esa hermosa experiencia.

¡Construyamos paternidades que potencien la emancipación y dignificación humanas!

Dr.C Ramón Rivero Pino. Profesor Titular e Investigador Titular del Centro Nacional de Genética Médica de Cuba.