Casi a 500 años de fundada, la capital de Cuba, no muere en el tiempo. Edificios en derrumbe, calles intransitables o desechos en las esquinas no han podido empañar su brillo. Y es que esa ciudad, temida por algunos, querida por otros, es una de las Siete Ciudades Maravillas del Mundo Moderno.
La Habana es esa ciudad que cautiva de una vez y para siempre a sus visitantes.
Bernard Weber, presidente de la Fundación suiza encargada de organizar la votación de las Ciudades Maravillas, destacó que la elección de La Habana fue fruto de un «ejercicio democrático global», ya que la votación se llevó a cabo por medio de varias plataformas de alcance mundial, en la que también resultaron vencedoras La Paz (Bolivia), Doha (Qatar), Durban (Sudáfrica), Beirut (Líbano), Vigan (Filipinas) y Kuala Lumpur (Malasia).
Entonces los cubanos debemos sentirnos orgullosos de poder visitar esa urbe, con una población de más de dos millones de habitantes en 281.2 millas cuadradas y con15 municipios que conforman su estructura geopolítica.
Iconos vivientes de La Habana Vieja
Caminar por las calles de La Habana Vieja es volver al pasado. Fachadas antiguas, colores ocres y personajes de otras épocas decoran el paisaje. Para los que allí vivieron décadas atrás, disfrutar de esas alegorías es recordar su juventud; pero para los menos longevos significa conocer toda una historia remota.
En cualquier esquina del Boulevard de Obispo los transeúntes pueden encontrarse con el Caballero de París, quien fue todo un personaje de La Habana en los años 50.
Inmóvil pero en pose elegante está la estatua. Los que la ven por primera vez advierten algo raro, pero no saben qué. Muchos se acercan para hacerse una foto junto a la figura, y de repente se mueve. No es de bronce, sino de carne y hueso, un hombre que cada día viste las prendas harapientas y se maquilla para dar vida a la estatua. Su nombre es Andrés Pérez y se siente orgulloso de representar a José María López Lledín, el Caballero de París.
Es de reconocimiento la voluntad de los hombres y mujeres que intentan alegrar la estancia diaria de los transeúntes en la capital. Muchos visitantes recuerdan con agrado su paso por la ciudad, más aún si fueron cómplices de esos íconos vivientes de La Habana Vieja.
Justo a las nueve
¿Quién no ha ido al cañonazo de las nueve? Son pocos los que a su paso por La Habana se han privado de la oportunidad de visitar el complejo Morro Cabaña para ser testigo, justo a las nueve de la noche, del cañonazo.
Con el objetivo de mantener las tradiciones de cubanía, un grupo de jóvenes, vestidos a la usanza española de la época colonial, hacen sonar el cañón con ceremonia oficial. La hora marcaba el cierre de la muralla habanera, momento en que los ciudadanos dejaban de transitar por las calles por órdenes del gobierno español.
Después que la bahía es testigo del corcho tirado al agua por medio del cañón, entonces La Habana comienza su vida nocturna. Es curioso transitar la misma calle en horarios opuestos, porque la realidad visible ante el ojo humano, cambia.
Y como no cambiar, si ahora lentejuelas y brillos adornan las prendas de vestir. Las luces tenues dejan entrever una ciudad que no duerme y que aprovecha cada segundo para cautivar a los visitantes y lograr que se vuelvan locos por La Habana.
Gracias por su comentario, es bueno saber que La Habana cuenta con admiradoras como usted. Mi amor no es solo por la capital de Cuba, pretendo en este espacio hablar de todos los lugares cubanos que he visitado, me faltan muchos, pero sin dudas haber estado en ellos es más que motivo para escribir con las palabras del corazón.
Cuando me enteré que La Habana sería declarada ciudad maravilla tuve que contener mi alegría ante los no menos ciertos comentarios que la tildaban como un lugar de escombros y fetideces. No niego la pobreza, no niego el abandono, no niego la sequía eterna, pero tampoco niego su condición de maravilla: una ciudad de edificios bajos, detenida en el tiempo, con autos de antaño y edificios de mucho más atrás, con sus pregoneros, sus estatuas vivientes, sin grandes propagandas y sin mucho de lo que a un cubano le asombra de otro país, porque nunca lo ha visto, pero a quien viene de fuera le parece más de lo mismo, una ciudad que no se parece a ninguna otra, sí, es una maravilla. Muchas gracias por tu artículo Leidys, el periodismo necesita más gente que se dedique a hablar de lo nuestro, sin demasiada pasión, pero también sin demasiada saña.
Cada cubano es protagonista de la hermosura de La Habana, no importa en que lugar del planeta se encuentre. Cuba se lleva en el corazón, sea en La Habana o en Madrid, como cantara David Blanco.
Cada calle habanera revive una sonrisa mágica que dibuja el deseo de nunca despertar del sueño de vivir en esta bella ciudad, con este trabajo periodistico que no solo es dedicado al orgulloso cubano que disfruta dia a dia de su calurosa gente y encantador paÍs sino que tambien nos invita a los «cubanos nacidos en partes» a no dejar de pensar cuando volveremos… reitero mis felicidades a ti Leidys Milagros sigue cosechando exitos y saludos desde Honduras.
Hermoso trabajo sobre nuestra tierra, aunque estemos lejos la sentimos bien cerca ya q la tenemos en nuestros poros, parte de nutra cultura, nuestra identidad.
Muy buen artículo sobre la hermosa habana bien redactado, muy bien por ti Leidys, una gran periodista
aunque aun no conozco la habana es una invitación ingeniosa a conocerla rapidamente, felicidades
Excelente trabajo. Sigue así. Un perfecto retrato de nuestra linda Habana.
Es un orgullo para mi ser parte, de alguna manera, de este trabajo. El artículo me parece un merecido alago a la nueva ciudad maravilla que, para mi, lo es desde el primer momento en que la vi. Como diría nuestro Carlos Verela: » La Habana guarda un tesoro que es dificil olvidar.» No se si son sus calles, su gente, su clima o todo junto; pero esta ciudad sin duda enamora. Te felicito Leidys por haber encontrado las palabras precisas para contar lo que todos queremos decir de nuestra Habana
Hermoso documento que refleja la magia de una de las ciudades mas hermosas del planeta. Felicidades para la escritora pues me has transportado a la hermosa habana.
La Habana es como una abuela eterna que siempre te recibe con los brazos abiertos, te acurruca en su pecho y te duerme con su historia. Todos los que la visitamos, estudiamos y vivimos en ella terminamos enamorándonos de sus calles, sus luces, su olor a mar.
Felicidades amiga, hermoso y bien pensado trabajo. Un merecido homenaje a La Habana, la capital de todos los cubanos.