La Habana, Cuba. – Es difícil pensar que en medio de la mortal amenaza que vive no solo el país, sino el planeta entero, haya alguien con ganas de fiestear.

Claro, los cubanos somos alegres, divertidos, bullangueros y guarapachosos, y por eso armamos un fiestón en una cuarta de tierra. ¿Pero, ahora?, cuando hay un bicho microscópico que salta fácilmente de uno a otro y que además mata sin tener en cuenta la edad.

En estos tiempos, armar una fiesta o simplemente andar despreocupado por la calle es, ya lo decía el presidente Díaz-Canel, una irresponsabilidad que pone en peligro la vida de un grupo.

Por eso, las autoridades no se han cansado de advertir los riesgos del contagio para que la gente comprenda la amenaza que tenemos encima, y para que no haya ni siquiera un perturbado que quiera asistir a otra fiesta del nuevo coronavirus.