A 30 años de la fundación de la llamada Computadora de la Familia Cubana, los trabajadores santiagueros de los Joven Club de Computación y Electrónica valoran la significación de su labor en la informatización social.

La subdirectora de informatización de esos centros en la provincia, Rosa Fonseca, comentó que han contribuido a la superación de empleados y usuarios en materia de nuevas tecnologías.

Fonseca explicó que los que comenzaron como instructores se han vuelto licenciados y másteres, y que uno de sus sueños es lograr tener doctores en ciencias en sus filas y continuar abriendo cada año nuevos servicios e instalaciones.

La especialista principal del centro tecnológico recreativo tres, ubicado en la populosa calle Enramadas, Lisandra Salazar, resaltó que aunque cuentan con 18 computadoras, hay momentos en los que no da abasto, porque la demanda es muy grande.