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Teresita Gómez Vallejo, presidenta de la Cooperativa de Creación Artesanal, Crea Entorno.

La primera vez que escuché hablar de la posibilidad de que en Cuba se instituyeran cooperativas en el sector artístico fue allá por el año 2010. Por entonces se llevaba a cabo el proceso de discusión de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Entonces entrevisté al Viceministro de Cultura, Fernando Rojas, y fue quien me mencionó el tema, en algún momento durante el diálogo. Porque no llevaba planificada ninguna pregunta al respecto. Desde entonces, el asunto me pareció interesante y novedoso.

Luego, tras la aprobación a finales de 2012 de la constitución de las Cooperativas no agropecuarias, como parte del proceso de actualización del modelo económico cubano, comenzó a hablarse de las cooperativas en el sector artístico y Crea Entorno fue de las primeras de las que se tuvo noticias.

A Teresita Gómez Vallejo la conocía desde que trabajaba en la actual sede de las oficinas de Crea Entorno, donde tenía el taller de su grupo Crea, adscripto al Fondo Cubano de Bienes CulturalesY sabía también de su trayectoria como escritora. Luego me enteré de que había convertido su grupo en una cooperativa de creación artesanal y me interesé en conversar con ella.

Lo que más me motivaba era por qué una artista con gran reconocimiento dentro de las artes plásticas en el país, con varias exposiciones personales, murales y esculturas emplazados en Cuba y en otros países,  con varios libros publicados y que, en definitiva, había conseguido ganar dinero haciendo lo que le gustaba, algo que algunos no consiguen nunca, se hubiera decidido a fundar una cooperativa en la cual, por su propia esencia, las ganancias serían repartidas.

Ahora, a propósito de este 1ro de Mayo, la periodista Alina Sánchez del Collado preparó un espacio Enfoque dedicado a la fecha, y me dio el pie forzado para realizar la entrevista que tenía en el tintero desde hacía tiempo.  Y Teresita Gómez Vallejo, conversadora por excelencia, me recibió en su oficina tras hacerme esperar cerca de una hora. Porque ese día, casualmente, había tenido que ir hasta la Biblioteca Nacional, José Martí, a buscar unas Bohemias para documentarse sobre una trabajo que realizará en Cienfuegos.

Cargando con ligereza sus casi 80 años, llegó con una disculpa en los labios y blandiendo su tesoro. Compartiéndolo. Mostrando fotos y haciendo comentarios. Luego nos sentamos a conversar. O mejor dicho: Me senté a escucharla hablar, con paciencia, y a escribir lo que me iba contando.

No puedo, de manera alguna, organizar preguntas y respuestas. Porque a Teresita solo tuve que lanzarle la primera: Quería saber cuándo y por qué surgió Crea Entorno;  cuál es su misión; que pensaba, desde su experiencia al frente de la cooperativa, que puede aportar esta nueva forma de producción no estatal a la economía del país;  cuantos trabajadores tiene hoy Crea Entorno, y si están o no sindicalizados y por qué.

Quería saber, como ya he confesado, qué motivaciones tuvo una mujer, reconocida dentro del mundo de las artes en Cuba, para fundar Crea Entorno con todas las complicaciones que esta nueva forma de trabajo puede conllevar debido a su novedad dentro del panorama económico del país, y cuya razón de ser es compartir las ganancias.

Responde Teresita Gómez Vallejo

Lo de la cooperativa fue un sueño que comenzó a rondarme a fines de la década de 1970. Entonces veía una serie soviética titulada El don apacible, basada en un libro del Premio Nobel Mijaíl Shólojov. Allí comprendí que los miembros de una cooperativa deben considerarse una familia. Tuve la osadía de enviar al Comité Central del Partido la petición de formar una cooperativa, pero no recibí respuesta. Evidentemente, me había adelantado, pero en1982 volví a la carga y le envié la petición a Carlos Rafael Rodríguez, quien me respondió.

Yo le había explicado que pensaba en una cooperativa no agraria, específicamente del sector de las artes y me dijo que la idea era magnifica y que vendría un tiempo en que se pondría en práctica, pero que demoraba porque había que trabajar en otras cuestiones más urgentes para el pueblo y solo después en las cooperativas.

Finalmente en 2012 se aprobó esta nueva política, específicamente el decreto 305 sobre la formación de las cooperativas. De inmediato me movilicé y comencé a escribir a cuantos tuvieran que ver con el tema. Entonces me citaron para el Fondo Cubano de Bienes Culturales, donde me entrevisté con un grupo de compañeros del Comité Central.

Yo debía explicarles la razón de que un grupo de artistas con ingresos superiores a la media de cualquier compatriota se empeñara en fundar una cooperativa, donde las ganancias serían, evidentemente, colectivas. Aquella reunión duró alrededor de cuatro horas. Insistí en que de nada vale ganar mucho dinero si uno pierde su tiempo, que vale más que el oro. Y era lo que nos sucedía con los contratos, que tardaban días en ser puestos a punto.

Desde 1980 habíamos fundado un grupo artístico. Lo bautizamos como Crea, que alude a crear y también a creer en lo que hacíamos. El fin era el mismo que hoy, crear espacios, ambientarlos a nuestra manera. Sala, habitación, terraza, jardín… donde haya un toque especial por lo que se le pueda recordar. Por eso mientras era artista del Fondo Cubano de Bienes Culturales hacía lo mismo. No ha cambiado la misión, solo el sistema de remuneración de cooperativa, sujeto a los decretos leyes que los rigen.

«Me importa más hacer un arte útil y funcional», afirma la artista.

En mi caso, ahora recibo menos que cuando trabajaba con el Fondo, pero estoy mucho más satisfecha al saber que con mi obra contribuyo con otros compañeros a quienes enseño. Y contribuyo a dar un toque caribeño a los espacios que decoramos, en lugar de traer cosas alemanas o de Estados Unidos o de otros países. Damos un toque de la personalidad del Caribe, que es irrepetible. Los azules del mar Mediterráneo, por ejemplo, son diferentes; los peces son diferentes. Nosotros vivimos en un mediterráneo lleno de islas y cada una con personalidad propia.

Es por ese motivo que en la cooperativa, cuando pinto o creo una obra, asocio a cada mujer con cada isla del Caribe. Digamos que todas somos mujeres, todas madres, profesionales… Somos iguales y diferentes. Y eso pasa con nuestras islas. Hablamos diferente, pues nos colonizaron grupos humanos diferentes. Algunas tocan tambor y otras en Jazz bands. Y así también somos las mujeres. Esas mujeres llenas de caracoles y algas y escaramujos representan esas islas.

No quiero que la cooperativa lleve mi sello, que me copie, porque no es mi interés. Me importa más hacer un arte útil y funcional para todo el que necesite una taza, platos, menaje de mesa y a la vez un mueble donde sentarse con todo ese colorido que le quiero dar a nuestro contexto. Pero que sea digno de cualquier ser humano. Por supuesto, debemos cumplir con el objeto social de la cooperativa, que es decorar con nuestras propias producciones diversos espacios.

Tenemos otros compromisos que ya atendíamos desde antes de ser una cooperativa. Y ese compromiso social es la realización de las urnas cinerarias de todos los crematorios que las necesiten. A ese trabajo social que realizan nuestros trabajadores le fijamos precios muy inferiores a los del mercado mundial de las urnas. Una urna en el extranjero oscila alrededor de los 150 dólares. Y aquí como tenemos contrato con el Estado la urna la entregamos por 4,25 cuc.

Teresita es una artista con gran reconocimiento.

Con eso le ahorramos al país un millón y algo de dólares al año. Es una vasija que exige una serie de características, que necesita cumplir especificaciones de tamaño, de color, de capacidad interior y otros parámetros para que pueda sufrir tres horneadas. Porque diría que el cubano hasta para morirse quiere estar bonito. El que es hijo de Oshún quiere una urna amarilla y el de Yemayá quiere una azul y así una infinidad de colores que debemos ofrecer.

El Estado cubano es el único en el mundo que se ocupa de recoger a la persona que muere en su casa, llevarla a medicina legal, después llevarla a la Funeraria para ser velada y luego llevarla al crematorio si se decide cremarla. Y todo eso lo hace por unos 340 cup. Ahora bien, es importante aclarar que en esos 340 pesos está incluida la urna cineraria, que nadie tiene que pagar algo por esa vasija, como ha ocurrido en lamentables ocasiones. Esa labor, que para este año nos llevaría a la elaboración de 13 a 15 mil unidades, lo vemos como un trabajo que prácticamente no nos da ganancia alguna. Pero sentimos que estamos haciendo algo muy útil para el país.

Sé que las cooperativas tienen mucho que aportar a la economía cubana. Soy una abanderada de las cooperativas desde antes de que existieran. Sus posibilidades son inmensas, porque a la gran industria hay producciones que se le escapan. Y es diferente a lo que puede hacerse en un taller más pequeño, y que tampoco hay que verlo como separado de la industria. Cada vez que nuestra cooperativa puede resolver un problema dentro de nuestro contenido de trabajo, lo hacemos. Es el caso de los llamados “porta resistencias”, que se usan para derretir los vidrios que usa TECNOLAB, la Empresa de Tecnología de Laboratorios.

Sabemos que ese dispositivo ayuda a que se realicen los análisis de sangre en el país. Y eso lo estamos haciendo nosotros. A TECNOLAB le compramos el vidrio de deshecho, lo molemos en nuestros molinos y bajamos así el punto de fusión, lo que lleva al ahorro de energía eléctrica. Ese vidrio no es biodegradable. Y nosotros lo pulverizamos y se lo agregamos a los esmaltes para bajar el punto de fusión y ahorrar temperatura.

A la vez, nos sentimos muy satisfechos porque en el pasado año en la Feria de Expocuba, TECNOLAB resultó premiado con una cartera usada para la colecta de sangre, gracias a lo que estamos haciendo nosotros con los porta resistencias, que antes se compraban en Japón o en Alemania. Y esto también constituye ahorro para el país, pues se lo vendemos a un bajo precio.

Ahora también estamos trabajando en la fabricación de losas sevillanas para la restauración de La Habana, que está llena de esas losas, ya en mal estado. Pues ahora, gracias a nuestra cooperativa ya no será necesario comprar esas piezas fuera de Cuba. En 2016 participamos en la construcción del techo de losas tipo lágrimas del Castillo de la Nubes, en Soroa. Para ese techo tuvimos que fabricar 8000 losas, todas a mano.

Teresita también es escritora.

Ahora nos proponemos ambientar los jardines del restaurante 1830. Participamos además en otros proyectos que tienen que ver con la restauración, sin abandonar la línea de vajillas y menajes de mesa, que es la línea en la que nos hemos movido durante muchos años.

Cuando nacimos como cooperativa, en 2013, éramos seis socios fundadores. Ahora somos 53 compañeros divididos en dos áreas de trabajo. Unas de ellas es la cerámica, que siempre ha sido el punto más diverso de nuestras creaciones; la otra es el área de carpintería de muebles tapizados, de juegos de comedor, donde siempre interviene la cerámica. A la vez trabajamos para entregar este año 36.000 parles para las industrias EMBAMETAL, Empresa de Embalaje de recipientes metálicos, y ELECA, Empresa de Conductores Eléctricos. Vamos a entregarles parlet de madera de dos vías.

Siempre tenemos como meta realizar uno o dos trabajos en el año con un objetivo social, como fue el caso hace poco de la restauración de una ciudadela de 12 apartamentos en Guanabacoa, o el Club del Pescador en Santa Cruz. Ayudamos en algunas labores de restauración, no estructurales, sino de carácter decorativo.

Actualmente trabajamos para constituir una sección sindical y a la vez crear un Comité de Base de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), pues los jóvenes son mayoría dentro de la cooperativa. Para los adultos presentamos también la solicitud para constituir un núcleo del partido. Todo eso está en trámites justo en la Habana del Este; porque la cooperativa Crea Entorno tiene su sede en San Luis No 4, entre San Dionisio y San Miguel, Reparto Celimar, Habana del Este.

Creo que las cooperativas surgieron casi con el hombre mismo, pues cuando un hombre necesito ayuda para cazar un animal o defenderse, y otro hombre vino en su ayuda, ya se formó una manera de trabajo cooperado. El hombre no está solo en el mundo, mucho menos en el mundo de hoy que es tan diverso, y cada cual necesita de la ayuda de los demás y a su vez aportar su colaboración.

Una cooperativa puede verse como uno de los tantos negocios que hay en el mundo. Pero tiene en su medula o centro principal formar un grupo humano que sienta que trabaja como en familia. Por eso nos hemos dedicado a impartir cursos de especialización dentro de la misma cooperativa, para que cualquiera pueda asumir el puesto del otro que no llega o no vino o se enfermó. Por eso nuestro costo por peso ha bajado considerablemente, porque no hemos tenido que buscar personal foráneo para trabajar.

Somos parte de la conciencia nacional de que en la unión esta la fuerza. Y en la unión de todos los trabajadores de Cuba estarán sus victorias.