Holguín, Cuba. Manuel extraña el mar. Cierra los ojos unos minutos e imagina el salitre sobre un bote después de la pesca, regresando a Boca de Tánamo, hasta que avisan desde el pantry para la merienda en la línea roja, donde sirve como voluntario.

Junto a Manuel Pérez Almenares, otros 15 jóvenes de la Universidad de Holguín prestan servicio en el centro de aislamiento para Covid 19, ubicado en la sede Manuel Fajardo de esa casa de altos estudios, como hospital de campaña.

Manuel es profesor investigador del Centro de Estudios de Actividad Física Terapéutica, en la Facultad de Cultura Física del Alma Máter holguinera, pero lleva las labores de limpieza con igual decoro que la docencia o sus tareas en la Unión de Jóvenes Comunistas.

Desde antes de jurar fidelidad a la Patria como mejor graduado de su promoción, asume el deber sin buscar trofeos, porque así lo aprendió en casa.

Profesor en la Línea Roja

La crisis sanitaria global, agravada por el bloqueo de Estados Unidos contra la Isla, ha puesto metas sui géneris a los cubanos, entre ellas hallar soluciones propias para el control de la pandemia.

«Hay muchos jóvenes que conozco haciendo tanto o más que nosotros», asegura el profesor Manuel Pérez Almenares sobre el trabajo de su equipo en el centro de aislamiento, y este voluntariado es ayudar a la gente y a los médicos que luchan por la salud del pueblo.

Sin embargo, reitera su pertenencia a la generación nacida en la escasez del periodo especial, al advertir que no habrá retroceso al pasado excluyente que el capitalismo instauró alguna vez en nuestra Patria.

Se sabe en Boca de Tánamo, su barrio de pescadores en el municipio holguinero de Frank País, donde Manuel aprendió a defender la Revolución sin esperar más que la dignidad de lo necesario.

 

 

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