Hasta lo profundo de la selva Amazonas ha llegado la medicina cubana para salvar vidas

La Habana, Cuba. – Cuando el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro califica a los médicos cubanos que participan en el programa Más Médicos con los términos más duros y denigrantes, la historia contada por los galenos cubanos desmiente con su ejemplo las mentiras y ataques del representante de la oligarquía brasileña.

Publicada hace 4 años atrás, esta historia del médico guantanamero Carlos Enrique Capdezuñer mantiene la vigencia de su ejemplo como el primer día en que se hizo pública y puede resultar la historia de otros de sus compatriotas que han seguido protagonizando acciones en favor del pueblo de Brasil en los últimos años transcurridos desde que circuló este trabajo periodístico.

Con entrega y amor han trabajado esos que Bolsonaro califica ahora de «esclavos».

Salud en la selva Amazonas

El reconocido papel de los médicos cubanos en el mundo es irrefutable. A pesar de permanentes campañas enemigas dirigidas a desacreditar su noble desempeño, son infinitas las muestras de solidaridad de millones de personas, sobre todo pobres, en numerosos países del planeta que agradecen su humanitaria labor.
Uno de esos curadores del alma es Carlos Enrique Capdezuñer Díaz, quien integró la avanzada de los primeros 400 galenos de la Mayor de las Antillas enviados a Brasil, el 24 de agosto de 2013, para participar en el Programa Más médicos para Brasil.
Luego de un año de estancia en el gigante suramericano, el especialista de primer grado en Medicina General Integral, con más de 23 años de experiencia en la profesión, regresó a su natal ciudad de Guantánamo, a tomar un descanso junto a su familia. Y aquí cuenta sus vivencias en aquel hermano país.

Junto a los niños del Amazonas

“Al llegar allá recibimos un adiestramiento en Brasilia por parte del Ministerio de la Salud Pública sobre las características de esa entidad, los programas médicos del país, el idioma… Luego me trasladaron para Manao, uno de los estados de esa nación en la región del Amazonas, donde atiendo las comunidades originarias.
Explica que en ese sitio recibió una capacitación más precisa sobre las costumbres de los aborígenes, su estado de salud, modos de vida…, antes de ser movido hacia el municipio San Gabriel de Cachueira, en Alto Río Negro, para trabajar en el Distrito de Salud Especial Indígena.

Ahora está en San Josedo, zona apartada de esa localidad y de la civilización, donde atiende una de las etnias aborígenes con más dificultades para la comunicación, habitadas por tribus muy carentes, con serias dificultades de salud y mucha pobreza, que requieren de atención diferenciada.
“Ahí llevo un año dando lo mejor de mí para proteger a esas personas que tienen muchas necesidades y enfermedades poco comunes en Cuba, como la leishmaniosis, lepra, tuberculosis, y otras más conocidas como el dengue, además de los frecuentes accidentes con animales venenosos y ponzoñosos”, dice.

Es su responsabilidad atender alrededor de 10 mil personas, entre las que abundan niños, ancianos y mujeres embarazadas, en 30 comunidades, a las que para llegar, acompañado de su equipo de apoyo integrado por un enfermero, el técnico, el práctico que conduce la lancha, todos brasileños, obligatoriamente tiene que trasladarse a lo largo del Río Negro.

Consulta médica en medio del río Negro en la selva Amazonas

“Trabajar en esas circunstancias resulta extremadamente difícil para quien no está acostumbrado, pues las condiciones son más engorrosas: tenemos que laborar 30 días de manera continua, dormir en los asentamientos sin electricidad, compartir sus costumbres, alimentos, prácticamente vivir en campaña, y descansamos sólo 15 días.

“Debemos viajar dos días en lancha para llegar a la región donde trabajo, de ahí salir a visitar las comunidades que están más distantes aún. Cuando son lugares muy intrincados y alejados y no se puede ir por el río, la Organización de Salud del Ministerio garantiza avión o helicóptero, según la complejidad del trayecto, para el traslado.

Las comunidades brindan a los médicos cubanos lo poco que tienen en agradecimiento

“Aunque llevamos nuestros alimentos, muchas veces comemos lo que nos ofrecen los nativos: harina de yuca, pescado frito, atoles, ranas, cocodrilos… Al principio pasé un poco de trabajo, pero ya me acostumbré”, confiesa.

La salud cubana llega hasta las comunidades más pobres y olvidadas

Entre las situaciones difíciles que a diario tiene que enfrentar, Carlos recuerda el día que le avisaron a las 2 de la madrugada de varias heridas profundas en la cabeza, los brazos y otras partes del cuerpo que recibió una persona en una reyerta, y a esa hora tuvo que salir en medio de la oscuridad, por el río, que es la única vía de acceso a las comunidades, para atenderlo.

“Felizmente todo salió bien, lo suturamos y se remitió al puesto médico de Manao, debido a su estado gravedad, donde hay mejores condiciones y más recursos.

“Son personas de muy buenos sentimientos y agradecidas que te motivan y dan fuerzas para seguir adelante, aunque muchas de ellas por primera vez ven un médico cuando vamos a atenderlos y se asombran al recibir tratamiento gratuito, sobre todo en los lugares más recónditos”.

“En la selva yo también me expongo a los mismos riesgos y peligros que ellos, con la diferencia de que tomo precauciones: le doy tratamiento al agua, uso mosquitero cuando es posible, sin embargo tengo que bañarme en el río, tomar agua de lluvia si se agota la potable y el hipoclorito, ya que es muy difícil adoptar medidas y evitar enfermarse en condiciones tan adversas”, confiesa el máster en Enfermedades Infecciosas.
Con todo, Carlos, que por descuido enfermó de los pies en una oportunidad, aprovecha la experiencia y conocimientos de su primera misión internacionalista en la selva de Guatemala (2003-2005) para manejar y sortear situaciones similares a las de aquel país, “con la diferencia de que en Brasil la situación es un poco más difícil y precaria”, comenta.

No obstante, él que ocupó varios cargos de dirección en el Sistema de Salud Pública en la provincia más oriental de Cuba, considera que las autoridades brasileñas muestran interés por mejorar la salud de las personas y un buen ejemplo es el Programa Más Médicos para Brasil dirigido a los más la necesitados, que integran fundamentalmente galenos cubanos.

“El trabajo es duro y peligroso, la lejanía de la familia traumatiza, pero lo importante es sobreponerse a las dificultades y cumplir el objetivo principal por el que estamos en Brasil, que es ayudar a salvar vidas humanas en un país cuyo pueblo merece tener mejores cuidados, en correspondencia con sus enormes riquezas naturales.

Río Negro principal vía para llegar a las apartadas comunidades de Amazonas

“Estoy feliz. He compartido con mis hijas y el resto de la familia que me extrañaban y yo a ellos, la niña más pequeña, de 12 años, había sido operada por un problema en una rodilla, y ahora fue intervenida nuevamente de la otra, y afortunadamente se recupera bien.

“Me quedan dos años, pero ya recargamos las pilas para seguir prestigiando el Sistema de Salud Cubano, como hacen miles de galenos de nuestra maravillosa Isla en muchas partes del mundo”, dice finalmente el médico guantanamero.

Tomado de Cubaexpresa