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Una persona con deshidratación crónica tiene más del 60 por ciento de riesgo de padecer artritis y otras dolencias inflamatorias.

Una persona con deshidratación crónica tiene más del 60 por ciento de riesgo de padecer artritis y otras dolencias inflamatorias.

La Habana, Cuba.-  Más allá de quitar la sed, el agua nos ayuda a mantener nuestro cerebro activo, lubrica los músculos y favorece la depuración de residuos del organismo.

A pesar de ello, la mayoría de las personas no consume la cantidad suficiente y, con el paso del tiempo, presenta una serie de dificultades en su salud.

Si bien el organismo tiene la capacidad de limpiarse por sí solo, la falta de agua le puede complicar la tarea y, a su vez, provocar un aumento en los niveles de toxinas.

Como consecuencia, se incrementa el nivel de inflamación, el riesgo de enfermedades crónicas y una serie de síntomas que afectan la calidad de vida.

A nivel general, los especialistas recomiendan la ingesta de por lo menos dos litros de agua, que incluye la que proviene de frutas, jugos naturales, sopas, y otros.

Mantener el cuerpo hidratado

Ingerir menos agua de lo recomendado puede provocar deshidratación y algunas reacciones que se manifiestan tanto a nivel interno como externo.

Las dificultades en el tracto gastrointestinal son una de las primeras manifestaciones de la deshidratación del cuerpo.

Un 98 por ciento de la capa mucosa del estómago está compuesta de agua y, cuando ese disminuye, el ácido puede afectar el revestimiento y provocar indigestión y estreñimiento.

De igual forma, se estima que un 80 por ciento de la composición del cartílago que protege las articulaciones es agua. Por lo tanto, cuando no se consume la cantidad necesaria, las articulaciones se ven comprometidas de forma directa.

Una persona con deshidratación crónica tiene más del 60 por ciento de riesgo de padecer artritis y otras dolencias inflamatorias.

Otras afectaciones

A nivel estético, la deshidratación es muy evidente. La delicada capa que recubre la boca se reseca y, al no recibir suficiente humedad, puede agrietarse.

Asimismo, la piel presenta alteraciones en su producción normal de aceites y como consecuencia lucirá opaca y seca.

Por su parte, dado que los riñones son los órganos que se encargan de filtrar los desechos y producir orina, una parte muy importante de su salud depende del agua.

Quienes no la consumen en cantidades adecuadas tienen niveles altos de toxinas en la sangre y tienden a sufrir retención de líquidos e inflamación.

Además, aumenta la susceptibilidad a infecciones en el tracto urinario y el riesgo de cálculos renales.

Un organismo deshidratado puede perder de forma significativa su masa muscular y, al mismo tiempo, presentar más flacidez y riesgo de lesiones.