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El agua ha sido la obsesión de Velazco. Foto: Raúl Menchaca

Eduardo Velazco lleva más de medio siglo bregando con el sistema hidráulico nacional. “Ahí ha estado mi vida”, dice a los 74 años de edad, ese hombre que fue el primer trabajador del sector de la Construcción en obtener un grado científico superior.

Todavía recuerda con cierta añoranza los nueve años de estudio en el Instituto de Aprovechamiento Hidráulico de Moscú, donde se hizo ingeniero, máster y Doctor en Ciencias Técnicas.

No es entonces una exageración decir que el agua ha sido la obsesión de Velazco, quien, de una forma u otra, ha estado involucrado en un gran número de obras hidráulicas de diversos tipos a lo largo y estrecho del país.

Esa incesante labor  le permite atesorar una seguidilla de premios nacionales como la Condecoración “Carlos J. Finlay” del Consejo de Estado, impuesta en 2002 por el presidente Raúl Castro, por méritos excepcionales en la actividad científica e investigativa.

Este año ganó los Premios Nacional de Innovación Tecnológica y Especial de Connotación Económica con su más reciente proyecto, referido a la protección de las presas, un estudio que también ayuda a enfrentar la sequía. (+Audio)

De la teoría a la práctica

Condecoración “Carlos J. Finlay” del Consejo de Estado, impuesta en 2002 por el hoy presidente Raúl Castro. Foto: Cortesía del entrevistado.

“Los ejercicios intelectuales estériles no son los que me motivan. Siempre he querido ir a la cosa concreta, con una aplicación práctica”, dice Velazco, un hombre alto, delgado y de ojos azules, que le dan un cierto aire europeo.

Por eso, la más reciente investigación del experimentado especialista tiene aplicación hoy en 43 presas de 11 provincias, repartidas de una punta a otra del país, desde Pinar del Río hasta Guantánamo.

Aunque fue pensado para proteger a los embalses ante el impacto del Cambio Climático y no es desde el punto de vista clásico algo diseñado para enfrentar a la sequía, el estudio incluye medidas que ayudan a conservar nuestras reservas acuíferas.

“A la vez que protegemos las presas estamos protegiendo el agua que almacenamos para hacerle frente a todas las situaciones, sea de sequía extrema o no”, afirma rotundo el especialista y subraya la frase con un movimiento de manos.

Más capacidad y más eficiencia

Una de las propuestas de la investigación de Velazco es la elevación de la altura de los aliviaderos de algunos embalses como medida de protección ante una eventual crecida, pero esa sugerencia tiene otro beneficio.

El experto utiliza como ejemplo a la presa habanera La Zarza, a la que se le agregará un metro, lo que significará haberle dado un 14 por ciento más de capacidad. “Eso tiene una importancia para el abasto a la ciudad”, subraya sin dejar de mover las manos.

Otra proposición es aumentar la eficiencia en la operación de los embalses, al acoplar simples dispositivos a las válvulas de salida de agua que permiten medir la cantidad que se entrega.

Con una pequeña inversión, los operadores de los embalses tienen más control sobre el caudal que entregan a la población, la industria o la agricultura, y la precisión en esa entrega evita el derroche de un líquido que cada día está más en falta.

“Se ahorra por lo menos el15 por ciento de lo que se entregaba al ser más precisa la medición”, explica.

Conversador, bromista, padre, abuelo y esposo, Eduardo Velazco no deja de ser a toda hora un científico cuya experiencia y conocimiento convierten a la ciencia en una herramienta para enfrentar la sequía. (+Audio)