Por Dachely Almeida.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Reino Unido dividió lo que se conocía como India, una de sus principales colonias. La decisión atendía a los reclamos de la comunidad musulmana residente en esa zona.

Es así que nace Pakistán. Sin embargo, las fronteras marcadas desembocarían una de las mayores tragedias del pasado siglo. Por una parte, los hindúes se oponían rotundamente a la iniciativa, y por otra, la partición dejó al nuevo Estado curiosamente separado por DOS MIL kilómetros de territorio indio entremedio. Ello catalizó una tensión que ya se venía cocinando desde la llegada del islam a la zona.

Como resultado, más de 12 millones de refugiados debieron salir de un país a otro, un millón de personas de ambas comunidades terminaron muertas y miles de mujeres fueron secuestradas. El conflicto dura hasta hoy, ya que ambos países todavía se disputan la estratégica provincia de Cachemira.

Territorio de doble filo

Este año se cumplen siete décadas de la partición de la India, de la cual nació Pakistán, y que sigue siendo un foco de tensión entre los vecinos asiáticos.

El hombre que marcó la polémica frontera, el abogado británico Cyril Radcliffe, nunca había estado en India y según sus críticos, tampoco entendía la cultura social o política de ese país. lo cierto es que el nacimiento de dos nuevas naciones creó una atmósfera de hostilidad y sospecha entre India y Pakistán que 70 años después se traduce en una preocupación que sobrepasa lo regional.

Además de que sus ejércitos son protagonistas de múltiples enfrentamientos, incluso sin haber declarado estado formal de guerra, la tensión provocó que ambos países desarrollasen sus propios armamentos nucleares. Es por eso que la confrontación es más que una disputa regional: está cargada con riesgos más extendidos.