Ciego de Ávila, Cuba. El equipo de Ciego de Ávila superó en partido decisivo de la pelota cubana a su homólogo de Pinar del Río con marcador de 8 carreras por 0 .

El abridor Dachel Duquesne, convertido en uno de los tigres de batalla de los campeones, fue todo un coloso desde el montículo de los ganadores precisamente el día que lo más lo necesitaron.

Jonrón de Guillermo Avilés en la primera mitad del partido con uno en circulación resultó el clásico puntillazo para los Vegueros que nunca se dieron por vencidos, y quienes escenificaron espectacular remontada en la final beisbolera.

Cuba respira béisbol gracias al espectáculo escenificado entre estos dos colosos de nuestro principal pasatiempo que, han puesto en vilo a todo un pueblo demostrando que la pelota sigue siendo para el pueblo cubano un elemento importantísimo de nuestra cultura, o como dijera un famoso narrador deportivo: la pasión.