La Habana, Cuba.- Algunas cimas son heladas y difíciles de asaltar, apenas hay vida allí para los que desconocen el arrojo de la superación.

Es cierto que un puñado triunfa rápido, gracias al talento y la robustez económica. Sin embargo otros, torpedeados por escaseces y otros demonios, deciden no escudarse en razones y se lanzan a la captura del seductor y espinoso perfume de éxito, sabiendo que luz, suerte y gloria, son novias de difícil seducción.

En ese puñado de incansables soñadores se puede incluir a la familia de la halterofilia cubana, que en recientes fechas aupó pesos e ilusiones en la trigésimo sexta edición del Torneo Manuel Suárez in Memorian, que tuvo por sede las instalaciones de la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Cerro Pelado, en La Habana.

Sin sorpresas, pero con esperanzas

Sin contratiempos, Cuba plantó bandera y satisfacciones en el Torneo Manuel Suárez in Memorian de Pesas, desarrollado en La Habana.

Durante la brega, animada también por equipos de cuatro naciones, los cubanos encontraron fuerza y aliento, para retomar valiosos argumentos de cara a lo que se avecina.

Es cierto que la escasa potencia de los visitantes privó a los representantes cubanos de lograr poderosas marcas, sin embargo, algunas prestaciones ratificaron que el colectivo técnico de la halterofilia nacional mantiene su dinámica de trabajo juicioso y persistente.

Tan eficiente perseverancia, sumada al tenaz talento de los integrantes de la selección nacional certificaron que entre discos y palanquetas, las pesas de la mayor de las Antillas navegan entre esperanzas.

 

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