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La Habana, Cuba.- Transcurren nuevas estaciones, y a pesar de ello, la política de los Estados Unidos hacia Cuba continúa siendo hostil. Cinco décadas de cerco podrían quebrantar la voluntad de algunos, sin embargo esta Isla eleva su categoría y visión de resistencia.

La histórica agresión de los gobiernos estadounidenses hacia nuestra sociedad No cesan, y muestra de ello son los efectos del bloqueo económico impuesto en el ya lejano siglo XX.

El deporte es una de las víctimas que más siente el rigor del vecino arrogante. Un claro ejemplo, el incremento de los costos para la adquisición de artículos homologados por las federaciones internacionales.

También, las murallas legales, que frenan la adquisición de necesarios reactivos para el Laboratorio Antidoping.

Una política agotada

El bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos a Cuba es retorcido y caduco. Sus desmanes los sufre todo el tejido social de la Isla, el deporte en específico padece ese vil grillete.

Una de sus oxidadas argollas se traduce en la ausencia de intercambios científicos con centros estadounidenses, así como la imposibilidad de obtener bibliografía especializada allí.

También a través de la sistemática fuga y robo de talentos, y la inmigración ilegal de atletas y especialistas, a partir del trato preferencial que reciben como consecuencia de una plataforma subversiva delineada para sabotear nuestro proceso social.

La memoria viva de nuestra cultura de resistencia, confirma que esa aberración nombrada bloqueo debe sucumbir.