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Teatro El Público nos hace partícipes de una realidad compleja. Foto: Tomada de JR

Toda mi infancia y parte de mi adolescencia me la pasé leyendo Harry Potter y todas sus sagas de la inglesa J.K. Rowling. Cada página me hacía navegar por las aventuras de los tres protagonistas: la astuta Hermione Granger, el arriesgado Ron Weasley y el valiente y a veces ingenuo Harry Potter. Durante los años que pasan en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería eran amigos leales que desafiaban el mal y siempre salían victoriosos.

Astuto por accidente y destino, este personaje libresco y cinematográfico fue llevado a escena por Teatro El Público con el nombre de Harry Potter: se acabó la magia, en una pieza teatral dirigida por Carlos Díaz, con texto de Agnieska Hernández.

En la pasada edición del Festival Internacional de Teatro de La Habana la puesta en escena era aún uno de esos llamados work in progress, un trabajo inacabado, pero actualmente ya tiene un resultado final, con un excelente montaje y la inclusión de nuevas escenas y otras lecturas que complementan el proceso. Con su versión definitiva este personaje de la literatura se presenta más audaz, atrevido y crítico.

Con el objetivo de graduar a seis alumnos de la Escuela Nacional de Arte, Teatro El Público nos hace partícipes de una realidad oscura y sucia, profundizando en los dolores sociales, y analizando con ironía y humor las complejas relaciones de los jóvenes con la memoria y el futuro del archipiélago.

Ese conjunto escénico con coloridos vestuarios hace referencia a situaciones de nuestra historia e identidad, mostrando nuestros errores y comprometiéndose con la realidad.

Harry y la sociedad en el Trianón

En Harry Potter se acabó la magia vemos a un personaje rebelde, desafiante contra la magia y la academia. Los actores de la obra ponen en tela de juicio el llamado Periodo especial, las leyes migratorias, la educación y las penurias de la sociedad.

Con la actuación excepcional del elenco, sobre todo de Joel Hernández, Pedro González y Andrea Doimeadiós, en la pieza teatral se muestra la ansiedad de los individuos y mediante anécdotas, alegorías y evocaciones personales se van mostrando los personajes y sus estados de ánimo.

La inteligencia de Carlos Díaz para sacar a la luz la sugerente metáfora dramática compuesta por Agnieska Hernández muestra que con la imaginación y la dedicación de los intérpretes se puede alcanzar derroteros artísticos más altos y seductores para el público cubano, sobre todo para el más joven.