Bailar es como soñar con los pies. Constance Quéniaux
La Habana, Cuba. – El pasado fin de semana (del 16 al 18 de febrero) Danza Contemporánea de Cuba presentó un buen programa en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba. Las obras Coil y Mambo 3XXI, coreografías de Julio César Iglesias Ungo y George Céspedes, respectivamente. Este espectáculo se celebró en el marco del 65 aniversario de la compañía. Ambas propuestas han sido elogiadas por el público y la crítica, en Cuba y varios países europeos.
El día 19 de febrero de 1960, inicia su bregar en la cultura cubana la danza moderna «identitaria», una forma específica de moverse, de bailar, que, a pesar de tomar elementos de otras culturas a lo largo de la historia danzaria, su sedimento se encuentra en el folclore de la Isla. De esa forma la concibió el maestro Ramiro Guerra, con el apoyo de la bailarina estadounidense Lorna Burdsall, y los jóvenes bailarines del recién fundado Departamento de Danza del Teatro Nacional, además de la entrega incondicional de la Doctora Isabel Monal, a toda la cultura fundacional cubana en Revolución.
La compañía dirigida por el maestro Manuel Iglesias Ferrer, ha realizado más de 90 giras por países de América, Europa, Asia y África, y ha participado en los más importantes festivales y eventos de danza en el ámbito mundial, el primero de los cuales fue el Festival del Teatro de las Naciones en París, en el año 1961. La compañía es el principal referente de la danza moderna cubana y ha devenido también espacio de renovación escénica y de intercambio con reconocidos creadores del mundo.
Ojalá otras provincias del país tengan la dicha de apreciar y disfrutar de funciones de este tipo; sabemos que son tiempos de estrecheces materiales, pero debería buscarse el espacio y los recursos para el crecimiento espiritual de la población. Danza Contemporánea de Cuba, nos da esa oportunidad, no la desperdiciemos.
Se me olvidaba decirle, que si me ve por ahí, me saluda.